La cartera que Castells deja a Subirats: más becas, fin de las novatadas y una reforma universitaria a medio hacer

El exministro de Universidades, Manuel Castells, traspasa su cartera ministerial al recién nombrado ministro de Universidades, Joan Subirats, en el Ministerio de Universidades, a 20 de diciembre de 2021, en Madrid (España).
El exministro de Universidades, Manuel Castells, traspasa su cartera ministerial al recién nombrado ministro de Universidades, Joan Subirats, en el Ministerio de Universidades, a 20 de diciembre de 2021, en Madrid (España).
Europa Press
El exministro de Universidades, Manuel Castells, traspasa su cartera ministerial al recién nombrado ministro de Universidades, Joan Subirats, en el Ministerio de Universidades, a 20 de diciembre de 2021, en Madrid (España).

El catedrático Joan Subirats recibió este lunes la cartera del Ministerio de Universidades de la mano de su predecesor, Manuel Castells, quien le traspasa también la labor de modernizar el sistema universitario. Una meta ambiciosa que se marcó Castells al inicio de su mandato, cuando emprendió un camino de reforma que resultó más tortuoso de lo que habría imaginado, y que abandona sin haber logrado el consenso al que tanto ha apelado durante todo este tiempo. 

Manuel Castells, de 79 años, comunicó su renuncia por motivos de salud al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien elogió su labor minutos antes de reunirse con él en el que sería su último Consejo de Ministros el pasado viernes. También entonces, Sánchez confirmó el nombre del que ya es su predecesor, Joan Subirats, del que avaló su trayectoria universitaria y recordó su experiencia política como teniente de alcalde de Cultura y Educación en el Ayuntamiento de Barcelona. 

"Llegó el momento. Te voy a transferir la cartera. Pero antes te quiero dar un último consejo: no hagas la misma estupidez que yo hice, de llenarla de documentos para ir al Consejo de Ministros", bromeó Castells durante el acto de traspaso de carteras. Breve, emotivo y cercano, el ministro saliente aprovechó su última intervención para dedicar un mensaje de profundo agradecimiento a sus colegas, tanto del gabinete como del resto de ministerios. "Por los dos años en los que he tenido el placer y el honor de compartir las tareas del Gobierno más progresista de Europa", dijo.

Apenas había echado andar el Gobierno de Sánchez, "tocó la pandemia", recordó el ya exministro. "Y menos mal que nos tocó a nosotros", subrayó, poniendo énfasis en la gestión del Ministerio de Sanidad, de los propios profesionales sanitarios y en los mecanismos impulsados para reactivar la economía tras la crisis. Castells destacó también la "reforma integral" de la universidad, todavía en proceso, y que deberá continuar Subirats. "Hacia el futuro hay semillas que pueden llevar a una reforma de la universidad española, y para eso no creo que haya mejor persona para ser el ministro de Universidades que el profesor Joan Subirats", aseveró antes de entregarle la cartera a su sucesor. 

Finalmente, y después de haber prometido su nuevo cargo como titular de Universidades ante el Rey en un acto en el Palacio de la Zarzuela por la mañana, Subirats dio su primer discurso como nuevo ministro, a los 70 años, agradeciendo la "confianza" depositada en él para continuar con el "ambicioso programa normativo" de reforma. Subirats manifestó su "voluntad de servicio público" como la actitud que al final "ha prevalecido" para aceptar el cargo pese a su reciente jubilación "forzosa" tras 49 años dedicado a la universidad. "Qué mejor destino final que entrar en el Gobierno como ministro de Universidades", celebró.

Lo hecho y por hacer

Si bien no ha sido un mandato que haya generado mucho ruido o atención mediática, Castells deja su cargo con algunas iniciativas impulsadas y otras por continuar. No ha logrado culminar su principal proyecto, la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), pero consiguió aprobar otras medidas mediante varios reales decretos: uno de los más notables, por ejemplo, el que recoge los nuevos requisitos de creación de universidades. Se propuso también "democratizar" la Universidad, y lo hizo mediante la ampliación de las becas universitarias -tanto en su cuantía como en el número de personas que podrían beneficiarse de ellas-; así como con la reducción de las tasas, eliminando el sistema de horquillas impuesto o equiparando precios de los másteres habilitantes a los precios de grado

También sacó adelante recientemente la Ley de Convivencia Universitaria -la que prohíbe las novatadas-, no exenta de polémica y todavía en tramitación parlamentaria tras aprobarse en el Congreso de los Diputados. Una norma que le ha valido más de una protesta en diversos campus del país, sobre todo por parte del estudiantado, que condena una pérdida de representación en los órganos de decisión y una desaparición del que consideraban el "espíritu" de la iniciativa: los mecanismos de mediación en caso de conflicto.

Abanderando siempre el consenso, este ha sido precisamente un elemento que le ha costado mantener en la mesa de negociaciones con los distintos actores de la comunidad universitaria. Castells prometió que la LOSU -conocida, de hecho, como Ley Castells- no se aprobaría sin un acuerdo sólido y mayoritario. El texto, que solo ha pasado por el Consejo de Ministros en una primera vuelta a finales de agosto, ha ido modificándose para tratar de recoger las reivindicaciones de sindicatos, rectores, estudiantes y resto de comunidad universitaria. Sin embargo, a día de hoy todavía no ha sido posible lograr esa deseada unanimidad para dejar que la ley prosiga su camino parlamentario. 

Quedará, por tanto, en manos de Subirats -a quien los estudiantes ya empezaron a presionar tan pronto se supo su nombramiento-, la labor de tratar de sacar adelante la nueva ley, ya encarrilada, con el máximo consenso y aprobación posible. 

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