La Lonja de Alicante exhibe esculturas de Garaizabal que evocan "la grandeza de culturas mediterráneas"

El escultor madrileño Juan Garaizabal ha presentado este viernes la muestra 'Memoria del mar nuestro: pasado y futuro' en la sala principal de la Lonja del Pescado de Alicante, que estará disponible hasta el 27 de febrero. En concreto, la exposición busca "rememorar la grandeza de las ciudades mediterráneas".
La Lonja de Alicante exhibe esculturas de Garaizabal que evocan "la grandeza de culturas mediterráneas"
La Lonja de Alicante exhibe esculturas de Garaizabal que evocan "la grandeza de culturas mediterráneas"
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La Lonja de Alicante exhibe esculturas de Garaizabal que evocan "la grandeza de culturas mediterráneas"

También pretende "transportar al observador a diferentes núcleos urbanos y culturas como Roma, Alejandría o Beirut mediante grupos escultóricos de grandes dimensiones y basadas en construcciones que evocan los templos de Argel, Estambul o las alquerías de Alicante".

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, y el concejal de Cultura, Antonio Manresa, durante el recorrido inicial de la muestra, integrada por quince piezas de grandes dimensiones, han destacado que "Alicante es la primera ciudad mediterránea que acoge la obra de este autor".

"No es solo un orgullo para la ciudad, sino un reto y una responsabilidad, ya que nos convierte en pioneros de esta ambición de futuro: un tiempo por venir que está en nuestras manos, las de todos los ciudadanos", ha manifestado Barcala.

La exposición ha sido gestionada por la Concejalía de Cultura, a través de sus piezas, Garaizabal quiere provocar la reflexión sobre la generosa historia del Mediterráneo. El artista aspira a lograr que los tiempos que vengan recuperen aquella fortaleza, el esplendor y el empuje que los pueblos costeros del Mare Nostrum dejaron en la arquitectura.

Asimismo, proyecta el pasado en enormes lonas de algodón crudo, gastado, donde reconocemos trazos arquitectónicos que solo pertenecen a la memoria, telas que en sí mismas nos retrotraen a la vida de un antiguo zoco. El futuro se convierte en un telón a base de nervios de acero, luz y edificios verticales que recuperan materiales como botellas de plástico y que enfrentan al cielo su silueta hecha en metales brillantes.

La tensión entre ambas texturas, la pátina desgastada de las lonas y el brillo de los metales sintetiza la reflexión del escultor sobre el paso del tiempo, según su óptica.

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