Una modelo tailandesa sufre un brutal ataque en el metro de Nueva York: "Me alegro de estar viva"

Bew Jirajariyawetch, una modelo tailandesa de 23 años, ha declarado que tiene 'suerte de estar viva' después de la brutal paliza que recibió de un asaltante, el pasado 26 de noviembre en el metro de Nueva York (EE UU).
Bew Jirajariyawetch, una modelo tailandesa de 23 años, sufrió un ataque en el metro
Bew Jirajariyawetch, una modelo tailandesa de 23 años, ha declarado que tiene 'suerte de estar viva' después de la brutal paliza que recibió de un asaltante, el pasado 26 de noviembre en el metro de Nueva York (EE UU).
Bew Jirajariyawetch, una modelo tailandesa de 23 años, sufrió un ataque en el metro
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La modelo tailandesa Bew Jirajariyawetch siempre soñó con vivir en Nueva York. La joven de 23 años logró su sueño el verano pasado y comenzó una nueva vida en la ciudad estadounidense, sin imaginarse lo que le iba a suceder en el metro poco tiempo después.

La modelo vio "el otro lado" de la Gran Manzana cuando fue brutalmente agredida en una plataforma del metro de Nueva York el pasado 22 de noviembre, según recoge el medio The Post. "Me alegro de estar todavía viva", dijo Jirajariyawetch.

La joven estaba esperando el tren a Queens alrededor de las 4 de la madrugada después de ver al cantante tailandés-estadounidense Daboyway en un concierto con amigos.

Estaba de pie en el borde de la plataforma cuando un extraño se acercó repentinamente por detrás y le hizo una llave, cubriéndole la nariz, la boca y los ojos, "para asegurarse de que no pudiera hacer ningún ruido", explica la joven.

"Me arrastró donde nadie pudiese verme. Me golpeó y me quitó el bolso", dijo Jirajariyawetch, con la voz temblorosa.

Las imágenes de vigilancia mostraron al atacante de Jirajariyawetch tirando a la mujer varios metros hacia atrás antes de arrojarla al suelo y golpearla varias veces. Mientras estaba en el suelo, el asaltante supuestamente tocó las partes íntimas de la mujer y salió disparado con su bolso.

El desgarrador video termina con la mujer sentada, aturdida y llevándose la mano a la cara ensangrentada. Alguien finalmente la encontró y llamó en busca de ayuda. "No sé qué hubiera pasado", si nadie la hubiera encontrado, dijo Jirajariyawetch.

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