
El extenista Manolo Santana, que falleció el pasado 11 de diciembre, ha sido incinerado en la más estricta intimidad, acompañado solo por sus familiares más cercanos. Su esposa Claudia Rodríguez se ha mostrado destrozada y solo dos de sus cinco hijos, Bárbara y Borja, se han acercado a darle un último adiós.
Por su parte, Alba, fruto de su matrimonio con Mila Ximénez, no ha acudido al tanatorio, aunque sí lo hizo a la capilla ardiente. Algunos medios de corazón apuntan a que esta aún tiene muy reciente el fallecimiento de su madre, que ocurrió hace solo unos meses, el pasado verano.
Los restos del deportista han sido trasladados de la Caja Mágica, donde tuvo lugar el velatorio, al cementerio de La Almudena para ser incinerado. De ahí, siguiendo su deseo, tomarán rumbo a Marbella, para reposar allí.
Aunque la relación con la más mediática de sus hijas no siempre fue muy fluida, ella reconoció que tener que despedirse de él era "muy difícil", sobre todo después de una pérdida tan reciente.
"No me puedo imaginar estar aquí otra vez después de haber venido hace 6 meses cuando se fue mi madre. Voy a recordarle con muchísimo cariño", confesaba.
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