Saúl Ortiz Periodista
OPINIÓN

Demasiada Verónica para tan poca vida

La actriz Verónica Forqué posa durante un encuentro con '20minutos'.
La actriz Verónica Forqué posa durante un encuentro con '20minutos'.
JORGE PARÍS
La actriz Verónica Forqué posa durante un encuentro con '20minutos'.

Sus ojos eran dos cascabeles que ya no sonaban. Hacía tiempo que la mirada alegre de Verónica Forqué se había entristecido tanto que se podía escuchar el crujir de sus lágrimas al atravesarla. No lo ocultaba. Llevaba años arrastrando una depresión que le postraba días enteros en la cama. Y, cuando acartonada y entumecida por ese dolor del alma quebrada, decidía enfrentarse al mundo, la respuesta era tan hostil, que terminaba empequeñecida y descuidada en cualquier lugar. Era demasiada Verónica para tan poca vida.

Aturdida, se aferraba a esa búsqueda de mundos imaginarios en los que sacudirse tantos pensamientos fatalistas, tanta tela de araña de la que no sabía ni quería escapar. Vivía, y así me lo dijo en una ocasión, en algo parecido a una celda sin barrotes ni cerraduras. La recuerdo hablar, con un hilo de voz, mientras se refugiaba en esos porros que le permitían tutear a las voces mudas que anidan en las cabezas enfermas y de las que se cansó de huir.

Verónica, como otros muchos, aceptó convivir con la idea del suicidio golpeando, concienzuda y repetidamente, en cada crisis. Eran muchas y cada vez más seguidas. Ni el éxito, ni el reconocimiento fueron suficientes para encender velas entre tanta oscuridad. Vegetaba entre obligaciones y fingidas sonrisas para despreocupar pero quienes estaban cerca sabían que su continuo letargo y sus largas ausencias eran el presagio de un final que ha llegado demasiado pronto. Verónica Forqué se cansó de interpretar su mejor papel.

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