Aragón y Navarra solicitarán la declaración de zona catastrófica por los daños causados por la crecida del Ebro

Aragón despierta tras una "noche larga" pendiente de la crecida extraordinaria del río Ebro, con todo "previsto y planificado para la peor de las situaciones". Lo más preocupante se encontraba esta noche en Novillas, por donde la punta de la crecida ha pasado con una altura superior a los 8,5 metros.
Aragón despierta tras una "noche larga" pendiente de la crecida extraordinaria del río Ebro, con todo "previsto y planificado para la peor de las situaciones". Lo más preocupante se encontraba esta noche en Novillas, por donde la punta de la crecida ha pasado con una altura superior a los 8,5 metros.
Aragón despierta tras una "noche larga" pendiente de la crecida extraordinaria del río Ebro, con todo "previsto y planificado para la peor de las situaciones". Lo más preocupante se encontraba esta noche en Novillas, por donde la punta de la crecida ha pasado con una altura superior a los 8,5 metros.
Aragón despierta tras una "noche larga" pendiente de la crecida extraordinaria del río Ebro, con todo "previsto y planificado para la peor de las situaciones". Lo más preocupante se encontraba esta noche en Novillas, por donde la punta de la crecida ha pasado con una altura superior a los 8,5 metros.
Atlas

El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha anunciado este lunes que el Gobierno autonómico pedirá la declaración de zona catastrófica por los daños de la avenida extraordinaria del Ebro que en la madrugada del lunes ha llegado a la región.

Lambán ha precisado que está en contacto con la presidenta de Navarra, María Chivite, para formalizar de manera conjunta la petición, que ya han trasladado al jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez.

Así lo ha anunciado a los medios tras asistir a la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI) en la sede del Gobierno de Aragón para analizar las consecuencias de la llegada de la punta de la crecida del Ebro, sin que hasta el momento se hayan cumplido, ha resaltado, "las peores previsiones".

"Ha sido una noche larga, con los alcaldes al pie del cañón, con todos los operativos activados y muy bien coordinados", ha destacado el presidente de Aragón.

La situación es "sensiblemente mejor de lo que se preveía en el peor de los escenarios" ya que, ha informado, no han sido necesarias nuevas evacuaciones ni se han inundado cascos urbanos, los alcaldes están "más tranquilos" y la coordinación entre instituciones, organismos, organizaciones como cruz roja y efectivos de las fuerzas de seguridad y militares ha rozado "casi la perfección".

Lambán ha vuelto a reiterar la importancia de los trabajos de limpieza acometidos en el cauce en los últimos años por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y el Gobierno de Aragón para aliviar las riadas, que "en esta ocasión -ha asegurado- han producido efectos muy beneficiosos" y "a lo que habrá que seguir dedicándose con más ahínco".

El presidente de Aragón ha apuntado que todavía es "imposible" hacer balance de daños porque el río todavía está anegando "quizás miles de hectáreas" y hasta que no baje el caudal no se sabrá qué tipo de daños se producirán en granjas de ganado, "que se van a producir", y en infraestructuras, aunque ha garantizado indemnizaciones a los afectados.

La consejera de Presidencia, Mayte Pérez, y el de Agricultura, Joaquín Olona, se reúnen en la mañana del lunes con las organizaciones agrarias para compartir información de lo ocurrido y transmitirles que "inmediatamente pase la riada se procederá a la evaluación de daños y al estudio de las medidas que sea conveniente adoptar", ha anunciado Lambán.

Esta tarde a las 17 horas se volverá a reunir la Cecopi para revisar lo que ocurra aguas abajo de la ribera alta en Torres de Berrellén, Sobradiel, Alagón, Utebo y Zaragoza y en los municipios de la ribera baja, aunque ha insistido en que "hasta el momento, las peores previsiones no se han cumplido".

Y aunque ha evitado hacer pronósticos, sí ha precisado que el cauce está ya estabilizado a la altura de Boquiñeni y Pradilla, que es donde se temía que pudieran inundarse los cascos urbanos por desbordamientos, algo que, según el jefe del Ejecutivo aragonés "parece improbable", aunque se mantienen activados los mecanismos por si hubiera que actuar.

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