
Existen tantas versiones del Fiat 500 que nunca nadie podrá dudar de sus múltiples formas de personalización. El Abarth 500, sólo superado por el Asseto Corse y por el kit essesse resulta una pequeña máquina de diversión a precio de un buen compacto del montón. Los clientes ya pueden hacerse con él por 18.500 euros.
Puesto a punto
Abarth ha metido mano al 500 con un resultado excepcional. Dejando por el momento de lado que no es un coche cómodo (entendido como un vehículo apto para viajes de larga distancia o como un coche con fáciles accesos), el Abarth 500 podría englobarse bajo la misma definición que un MINI: es un coche en el que el único que realmente disfruta es el conductor.
Las razones por las que es un coche especialmente ágil tienen que ver con la carrocería y las suspensiones (que lo hacen circular más pegado al suelo), los discos de freno de mayor tamaño y la posibilidad de montarle llantas de 17" (son opcionales pero su precio es asequible, 200 euros). Las pinzas de freno de color rojo sí están incluidas de serie.
Por fuera cada detalle está cuidado para contribuir a una mejora de las prestaciones: el pequeño alerón trasero contrarrestará las fuerzas ascendentes mientras las entradas de aire frontales alivian el trabajo de los dos intercoolers para rebajar el calor del aire que llegará a las válvulas de admisión, mejorando así su calidad y eficiencia.
Corazón de escorpión

ConducciónEl Abarth 500 tiene dos facetas muy marcadas. La primera es que con él se puede acelerar de una forma muy ágil hasta los 100 km/h más o menos. La otra es que aumentar la velocidad una vez pasada esa barrera es una tarea notablemente más lenta, lo que da cuenta de su
Según Abarth la diferencia entre circular en modo Sport o no hacerlo es de casi un 15% (de 180 pasa a 206 Nm). Al volante, esa diferencia se percibe mayor ya que el motor puede subir de vueltas más rápido y la pegada es más brusca. La mejor forma de percibirlo es conectándolo y desconectándolo en plena aceleración. Utilizar este botón supone que la dirección se vuelva más rígida, que el par motor aumente y que el control de estabilidad admita cierto deslizamiento de las ruedas antes de entrar en funcionamiento. En el modo normal, el ESP no desconectable, tiende a entrar demasiado pronto.
Lo que sí es desconectable es el TTC, un sistema reparto de tracción que funciona a modo de diferencial y que es capaz de dar mayor par a la rueda exterior (la que va en apoyo) logrando una salida más eficaz de la curva. Este sistema viene de serie, al igual que otros valiosos elementos de seguridad y confort como un asistente de arranque en pendientes, siete airbags, control de estabilidad y la valiosa función Sport.
Otra característica que el Abarth conserva del Fiat 500 es la capacidad de la dirección para mantener una trayectoria homogénea sin necesidad de correcciones. El coche apunta rápidamente a los cambios de trayectoria y la carrocería se adapta en consecuencia sin poner en apuros al conductor. Para contar con una batalla tan sumamente corta, el comportamiento del chasis es excelente. Por último, el consumo del Abarth 500 es aceptable teniendo en cuenta sus capacidades, puesto que en un ritmo alto de conducción apenas supera los 9 litros. En autopista, sin embargo, rebajar hasta los 6,5 litros es algo fácil si la velocidad no es excesiva puesto que carece de una sexta marcha de desahogo. Al finalizar nuestra prueba, el ordenador de a bordo de nuestra unidad registró un consumo mixto de 7,1 litros.
Interior

El asiento del piloto, aunque es de mucha calidad y los brazos sujetan muy bien al conductor, no está pensado para personas corpulentas. Los brazos que nacen de la banqueta hacen que tus piernas padezcan después de ciertos kilómetros. Además, la relación del asiento con respecto a los pedales tampoco es la ideal ya que quedamos demasiado altos con respecto a ellos.
En cuanto al maletero, es válida la misma opinión que dimos cuando probamos el 500 1.4 100 cv.
En definitiva...
El Abarth 500 cuenta con un chasis impecable, un motor excepcional y una terminación más que aceptable pero, sin embargo, sorprende que cosas tan básicas como el climatizador queden fuera del equipamiento de serie. Si a éste (300 euros), sumamos las personalizaciones Abarth y el kit estético (300 euros), las llantas (200 euros), un techo solar fijo (400 euros) y el navegador Blue & Me (500 euros), la factura ya superará sin problemas los 21.000 euros. A cambio recibimos un auténtico deportivo en frasco pequeño que, como suele decirse, recoge una de las mejores esencias italianas.
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