A falta de apenas dos semanas para que las fiestas navideñas reúnan a las familias en torno a la mesa y el árbol para resarcirse de las celebraciones canceladas por la pandemia de COVID-19 el año pasado, la incidencia acumulada continúa con su ascenso en España, que ha superado ya el umbral de riesgo alto. Aunque la vacuna ha contribuido a reducir los ingresos en UCI y los fallecimientos, la transmisión del coronavirus sigue siendo una realidad y los ciudadanos buscan estar lo más seguros posible durante las celebraciones.

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Para afrontar estas fechas con mayor tranquilidad, muchas personas recurrirán a test de antígenos para autodiagnóstico para evitar encontrarse con familiares y amigos si están contagiados. De venta en farmacias, están destinados a ser utilizados por el público en general para detectar casos de infección activa.

Tras su llegada a las farmacias a finales de 2020, es posible adquirirlos en estos establecimientos por un precio que oscila entre los tres y los ocho euros por unidad. No obstante, también se venden en lotes de 5, 10, 25, 50, 100, 250 y hasta 500.

Si bien existen test de antígenos de autodiagnóstico que pueden realizarse a partir de la saliva, tras escupir en un vial, la mayoría emplean un hisopo que se introduce en la nariz unos dos centímetros. Una vez tomada la muestra, se introduce en un tubo de plástico donde se añade el líquido reactivo y, tras mezclar, se vierten unas gotas sobre la tarjeta de plástico que dará el resultado.

De acuerdo con las instrucciones de uso del fabricante, estas pruebas deben realizarse durante la primera semana desde que se produce la infección o en los cinco días siguientes a la aparición de síntomas, cuando la carga viral está en su punto álgido. 

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No obstante, hay que tener en cuenta la posibilidad de obtener resultados falsos positivos y falsos negativos, en caso de realizar la prueba sin tener síntomas o cuando la carga viral es baja.

Estas pruebas no son consideradas para la confirmación de un contagio por parte de las autoridades y los resultados positivos se consideran casos sospechosos que deberán confirmarse en un centro sanitario mediante una prueba de diagnóstico de infección activa: una test de antígenos practicado en un laboratorio o una PCR.

Además, el resultado del test de antígenos de autodiagnóstico es válido en el momento en el que se realiza la prueba, puesto que nada garantiza que no se produzca un contagio inmediatamente después.