Una pandemia, la borrasca Filomena y el volcán de La Palma. Los ciudadanos españoles han vivido en los últimos dos años situaciones inesperadas que podrían no ser las únicas. Desde hace unos meses se ha extendido la sospecha de que pueda producirse en Europa un gran apagón eléctrico -aunque este colapso solo parece remotamente probable si Rusia cierra completamente el suministro de gas- y los expertos también alertan de posibles tsunamis con olas de hasta ocho metros de altura en Canarias y Andalucía occidental. El CSIC avisó en agosto de que el riesgo de maremotos era mayor del esperado y el Gobierno desarrollará el próximo año el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos, lo que supondrá la implantación de un sistema de alertas ante tsunamis.

Según explicó en la última comisión de Interior la subsecretaria del Ministerio del ramo, Isabel Goicoechea, España cuenta ya con un "magnífico" sistema de Protección Civil, pues "se ha conseguido establecer una forma ordenada de poner a disposición todos los recursos públicos y privados para cuando surge una emergencia". La subsecretaria puso como ejemplo la respuesta ante Filomena o ante el volcán de la Palma. Sin embargo, aseguró que todavía no se ha desarrollado plenamente tal y como prevé la ley. Es en ese marco en el que, el próximo año, el Ejecutivo "desarrollará" el Plan Estatal de Maremotos, cuya puesta en marcha fue aprobada en mayo de 2021.

Dicha estrategia, según fuentes de Protección Civil consultadas por 20Minutos, supondrá la creación de un sistema de anticipación y alerta temprana que permitiría al Estado avisar de forma inmediata de este tipo de sucesos, en caso de que ocurrieran, para evitar que haya que lamentar cualquier tipo de víctima. Ese "desarrollo" avanzado por la subsecretaria del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska estará basado en un mecanismo "único" capaz de detectar precozmente la generación de maremotos que puedan afectar a las costas españolas, con el fin de transmitir en el tiempo "más corto posible" la información a Protección Civil, cuerpo encargado de avisar al resto de los ciudadanos.

El volcán, un gran apagón o Filomena: Interior lanzará antes de julio un sistema que avisará de catástrofes por SMS

Este se nutrirá de la información recopilada por varios organismos especializados, como la Red Sísmica Nacional; la red de mareógrafos REDMAR de Puertos del Estado; o los sistemas de detección del Instituto Español de Oceanografía, entre otros. Con la información recopilada desde los diferentes instituciones, el nuevo programa también será capaz de determinar la localización y el momento de ocurrencia de un tsunami, pudiendo proveer las consecuencias que traerá consigo.

En junio, en la presentación del plan, Marlaska definió el mecanismo como "imprescindible". Más, añadió, en un país con 7.660 kilómetros de costa en los que reside el 58% de la población (unos 23 millones de habitantes). Eso sí, no en todos los puntos costeros los maremotos tendrían la misma intensidad. De hecho, Interior introdujo en el Plan las posibles olas que se formarían y los daños que provocarían, siendo las Islas Canarias y Andalucía occidental los territorios que más perjudicados quedarían, puesto que las olas podrían llegar a superar los 8 metros de altura.

El tiempo que tardaría en llegar el maremoto desde que se forma en su lugar de origen hasta la costa andaluza sería de alrededor de 55 minutos, mientras que en Canarias superaría la hora. En el caso de Cádiz y Huelva, tardaría media hora en llegar con olas superiores a los cinco metros. No obstante, pese a esa pequeña diferencia temporal, los maremotos que podrían dañar esa zona de la geografía española estarían asociados a los tsunamis formados en las fallas de Marqués de Pombal y de Horseshoe. 

Por contra, las olas más pequeñas, inferiores a los 0,5 metros, se localizarían en Asturias, Cantabria y el País Vasco-. En el caso de Galicia, las olas podrían llegar a mediar dos mestros, pues estarían asociadas a terremotos ocurridos en el monte submarino del Banco de Gorringe. Situado en el Océano Atlántico, esta elevación sumergida fue la que provocó uno de los mayores seísmos ocurridos en España. Pasó en 1755 y provocó 2.000 muertes en Cádiz y en Huelva. 

En Murcia también se podrían observar olas de dos metros por la falla de La Marina, aunque las olas que afectarían menos al resto del territorio, con olas de 0,5 metros. Asimismo, en Baleares las olas no superarían los 0,6 metros en la franja norte de Mallorca y Menorca por los movimientos en la falla neotectónica de Barcelona-Tarragona y el tiempo de llegada del maremoto rondaría los 20 minutos. En el resto de la costa balear, las fallas de Argelia provocarían olas de un metro con un tiempo de llegada de entre 30 y 35 minutos. En Ceuta, por últimos, las olas alcanzarían los 1,20 metros como consecuencia de los maremotos generados en la falla de Jebha, con un tiempo de llegada de unos 20 minutos.

El CSIC alertó de que el riesgo de tsunami era más real que el sabido

Antes de que el Gobierno aprobase el Plan Estatal de Maremotos la ciudad de Cádiz ya contaba con un plan de evacuación ante el riesgo de tsunami. Después, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llegó incluso a concretar que el riesgo real de que se produjera un maremoto era mayor que el esperado. Según el documento, publicado en agosto en la revista Scientific Reports, la falla de Averroes, situada en el mar de Alborán, podría terminar provocando un tsunami que afectaría a toda España. 

La falla está situada entre la península ibérica y África, un continente que se desplaza unos cuatro milímetros de distancia al año, un movimiento que podría desembocar en un maremoto para el que, eso sí, todavía no hay estimación temporal pero sí de tamaño: las olas alcanzarían los seis metros de altura. Así, el CSIC concluyó que, de ocurrir, el sur de España y el norte de África quedarían arrasados, inundando incluso ciudades como Málaga, Granada, Cádiz, Ceuta o Melilla.