Como parte de una de tantas secuelas que ha dejado la pandemia a su paso, también están los efectos sobre la salud mental. Y ni las caras mediáticas más conocidas se han librado de esto, así lo ha retratado Carlota Corredera durante su intervención en Sálvame del martes 30 de noviembre, reconociendo lo "tocada" que había quedado.

Durante la emisión de la serie documental Rocío, contar la verdad para seguir viva, era Corredera quien llevaba el cargo de presentadora y soportaba las polémicas y críticas recibidas mientras defendía la situación de Rocío Carrasco contra la violencia de género y la violencia vicaria.

"Dentro de las taras que tengo, más o menos consigo gestionar lo que me dicen gracias a una psicóloga que me sostiene", explicaba. Y es que era en agosto cuando la presentadora se derrumbaba en directo mientras explicaba, entre lágrimas, que había experimentado el peor verano de su vida.

Carlota lo reconocía: "Estaba muy tocada y empecé a ir a la psicóloga". Y es así como, a estas alturas, ha ampliado la información al respecto al concretar que ese estado venía de mucho antes.  "No empecé a ir a terapia por las redes, empecé por la pandemia", ha aclarado.

"Llevo un año y es de las mejores cosas que he hecho en mi vida", ha querido informar a sus compañeros de plató y a toda su audiencia. 

Satisfecha ante sus propios logros y gestionando como puede los ataques por redes sociales, ha añadido lo complicada que puede llegar a ser su situación: "Tengo 47 años y me han pasado cosas heavies en mi vida. Sé lo que es trabajar expuesta".

Algo por lo que Carlota se muestra agradecida es, desde luego, por una la dedicatoria que la hija de Rocío Carrasco le dedicó uno de sus últimos premios: una Meninas 2021 que entrega la Delegación del Gobierno de Madrid en reconocimiento a las personas e instituciones comprometidas con la defensa de los derechos de la mujer y la lucha contra la violencia de género.