Gervasio Sánchez: "El infierno de las mujeres no termina cuando acaba la guerra"

Gervasio Sánchez, uno de los fotoperiodistas y reporteros de guerra más reconocidos del panorama estatal e internacional
Gervasio Sánchez, uno de los fotoperiodistas y reporteros de guerra más reconocidos del panorama estatal e internacional.
Gervasio Sánchez, uno de los fotoperiodistas y reporteros de guerra más reconocidos del panorama estatal e internacional

Violencias, mujeres, guerras... y Gervasio Sánchez. El periodista español aloja en su nuevo libro 90 fotografías seleccionadas durante sus más de tres décadas como reportero de guerra, aportando luz en los puntos más oscuros de todo el planeta. Esta vez se centra en la mujer, quizás la mayor víctima de la guerra, antes y después del conflicto, pues cuando cesa el ruido, su infierno continúa.

¿Nervioso?

Bueno, escribir y presentar un libro siempre tiene un poso de inocencia por saber qué va a pasar, si va a funcionar.

¿Por qué este libro?

Es un proyecto que me pide hace dos años el Instituto Aragonés de la Mujer, sin el que no podría haberlo publicado. Me pidieron una exposición de fotos y yo elegí este tema. Logré seleccionar 40 fotos de más de 500 y la exposición estuvo viajando por Aragón. Yo les solicité después llevar la exposición a un libro, aumentando las fotos, y este es el resultado.

¿En qué se basó para la selección de las imágenes?

Todas tienen una historia muy importante por detrás. Fui agrupándolas en bloques, casi por temas: víctimas de minas, mujeres violadas, niñas que huyen de matrimonios forzosos... Cada foto tiene detrás una historia, un gran cisma de dolor. Estas mujeres tuvieron la mala suerte de crecer en una sociedad violenta marcada por la guerra. No es igual nacer en un sitio u otro. A algunas de esas personas las volví a ver años después y su vida seguía igual, incluso peor.

Hace mucho énfasis en que la guerra sigue para ellas tras el conflicto

La paz no significa paz para ellas. La guerra de Bosnia, por ejemplo, duró cuatro años pero muchas mujeres no lo han superado dos décadas después. ¿Cómo te recuperas de una violación si no has recibido ningún tipo de ayuda física o psicológica? En algunos países tienen apoyo, pero en estos nada de nada. La víctima se siente revictimizada cada vez que vuelve a contar su historia.

¿Es capaz de insensibilizarse ante semejante drama?

No, de ninguna manera. El día que no sienta su dolor, lo dejaré. A mi no me se ha perdido nada en la guerra, no busco halagos ni premios, tengo una buena vida aquí. Voy allí para aportar un poco de luz, voy porque tengo que ir.

¿Sueña con las imágenes que fotografía, con el dolor que ve?

En muchos momentos lo he sufrido, he tenido estrés postraumático. Te viene cuando menos te lo esperas y ese problema apenas se ha visibilizado. No es que vuelvas de la guerra y bebas o te drogues, no, es otro tipo de estrés muy diferente que no te deja. Hubo una época que mezclé Bosnia con Somalia, Sudán, Ruanda... fue un cocktail brutal para mi.

Y aún así, sigue volviendo allí

Sí, yo creo que el periodista es desde la cuna hasta la tumba. Yo desde pequeño quise estar donde sucedían los hechos, donde pasaban las cosas para contarlo. No sé, quizás también esta profesión está vista a veces bajo un tono romántico que no existe. En la guerra no hay casi nada bueno. Conozco a mucha más gente que prefiera morir que matar. Pero tengo 62 años y todavía me queda gasolina para volver.

¿Cuántas veces se dijo 'de esta no salgo'?

Muchísimas. Mis mejores amigos, Ortega, Fuentes, Anguita, Beriain... están muertos y yo no por una simple cuestión de suerte. Yo estoy vivo porque tuve más suerte.

¿Se siente afortunado?

Yo me siento afortunado por no haber sufrido las consecuencias brutales de la guerra: no me he vuelto loco, no estoy mutilado, pero llevo una mochila invisible que solo yo sé cuánto pesa, una mochila de dolor que apenas comparto con nadie. Creo que hablar de nosotros es injusto por toda la gente que sufre.

¿No hay nada decente en la guerra?

En la guerra se ve lo peor del ser humano, pero también hay cosas decentes, el comportamiento de mujeres y niñas que, pese a todo lo que sufren, quieren seguir adelante, quieren sobrevivir y luchar. Eso es lo más decente de la guerra.

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