Tercera dosis en menos de un año: qué sabemos hoy de la vacuna y por qué no frena la transmisión del coronavirus

Más de 114.200 extremeños cuentan ya con la tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19
Tercera dosis en menos de un año: qué sabemos hoy de la vacuna y por qué no frena la transmisión del coronavirus.
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Más de 114.200 extremeños cuentan ya con la tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19

Han pasado casi dos años desde que la palabra COVID se coló por primera vez en las conversaciones de los españoles después de la detección de los primeros casos en la ciudad china de Wuhan. Desde entonces, la pandemia ha atravesado diferentes fases, con distintas variantes del coronavirus y picos de contagios alternados con épocas de menor incidencia acumulada. Sin embargo, a pesar de estas oscilaciones, el SARS-CoV-2 continúa muy presente y parece lejos de desaparecer.

Ni las medidas de prevención, como la mascarilla o la distancia de seguridad, ni las vacunas han bastado para acabar con la pandemia, que está castigando con virulencia Europa, con países con tasas de incidencia nunca antes registradas. Si bien es verdad que las inyecciones contra la COVID han permitido reducir la gravedad de la enfermedad de quienes se infectan, el número de contagios diarios se ha disparado en algunos estados y ya empieza a repercutir en la presión hospitalaria.

A falta de poco más de un mes para Navidad, países como Austria, Croacia o República Checa sucumben a la pandemia y recuperan restricciones para hacer frente a la difusión del virus, con incidencias de en torno a 1.500. Aunque España todavía está lejos de estas cifras, con 111 casos por 100.000 habitantes, este fuerte repunte en la propagación hace aflorar interrogantes sobre el comportamiento del SARS-CoV-2. ¿Por qué se sigue transmitiendo? ¿Influye la variante delta? ¿La vacuna evita la infección? ¿Es realmente la tercera dosis el camino?

¿Evita la vacuna la infección por coronavirus?

Uno de los motivos que dificulta el fin de la difusión del coronavirus es el contagio de los vacunados, que también pueden transmitirlo. Si bien las vacunas existentes en la actualidad contra la COVID no son esterilizantes -esto es, no cortan la propagación del virus-, sí que evitan en cierta medida la infección. La cuestión es que los expertos ignoran en qué medida, porque los ensayos clínicos realizados inicialmente para testar los sueros no pudieron analizar en profundidad este aspecto.

En este sentido, un estudio llevado a cabo con casi 3.950 sanitarios en Estados Unidos arrojó que las vacunas de ARN mensajero evitan la infección en un 90%. Con la irrupción de la variante delta, mucho más contagiosa que la alfa y la original, este porcentaje bajó al 51% entre los inmunizados con Pfizer y al 73% entre quienes habían recibido Moderna. En España, el Ministerio de Sanidad detalló que la protección contra el contagio se sitúa entre el 76% en hombres y el 80% en mujeres.

Pese a la buena noticia que supone esta protección ante la infección y no solo ante la enfermedad tras la pauta completa, el número de vacunados es otros de los factores determinantes en la propagación. La tasa de inmunizados con el suero crece paulatinamente y alcanza cotas particularmente altas en España, pero todavía hay un porcentaje de la población sin la inyección y esto favorece la difusión. 

¿Puede desarrollar COVID un vacunado?

Si bien la efectividad de la vacuna contra la enfermedad sintomática es muy elevada, no alcanza el 100%. Así, puede darse el caso de que personas a las que se ha administrado el suero contra la COVID terminen desarrollándola. No obstante, es muy infrecuente que la padezcan de forma grave, un porcentaje que se sitúa entre el 0,01% y el 0,54%, según un recuento de la Fundación Kaiser de julio.

Caída de la inmunidad

Una de las grandes incógnitas que ha acompañado a estas vacunas desde el inicio de su aplicación y que, probablemente, seguirá haciéndolo un tiempo es la duración de la inmunidad que inducen. De hecho, algunos países, como Italia, han reducido la vigencia del certificado COVID de doce a nueve meses, al entender que es ese el tiempo en que decae.

En este sentido, un ensayo realizado por la propia Pfizer ha arrojado una caída de anticuerpos contra el coronavirus entre 6 y 12 meses después de la vacunación completa, que una dosis adicional podría multiplicar entre cinco y diez veces.

Además, otro estudio llevado a cabo por investigadores de Johns Hopkins Medicine, en Estados Unidos, proporciona evidencia de que las células T auxiliares, que también intervienen en la inmunidad del organismo, en personas que recibieron una vacuna de ARN mensajero persisten seis meses.

¿Qué ocurre con la tercera dosis?

Precisamente estas dudas sobre la duración de la inmunidad han contribuido a poner el foco en la tercera dosis de la vacuna. En España, serán los mayores de 60 años y los sanitarios a quienes se administre este pinchazo adicional, según anunció el pasado martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El hecho de que las personas de mayor edad recibieron la vacuna antes que el resto de la población y que tienen un sistema inmunitario más debilitado han llevado a la Ponencia de Vacunas del Ministerio de Sanidad a tomar esta decisión. Como refuerzo, se les inoculará uno de los sueros de ARN mensajero, esto es, el de Pfizer o el de Moderna.

Pese a que las certezas son todavía escasas, un ensayo de Pfizer elaborado con 10.000 personas ha encontrado una eficacia del 95,6% de la tercera dosis: los investigadores hallaron 5 casos de COVID en el grupo con el refuerzo y 109 en el que recibió placebo. Además, un estudio británico reciente ha confirmado que la nueva dosis restauraría ese decaimiento progresivo en mayores de 50 años.

¿Y los menores de 60 años?

A pesar de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) dio luz verde a la tercera dosis de la vacuna para la población entre 18 y 55 años a principios de octubre, España parece rechazar, de momento, esta posibilidad.

De acuerdo con esta postura se muestra el presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Marcos López Hoyos, partidario de mandar vacunas fuera de España antes de pensar en terceras dosis para "ciertos nichos de población".

"La tercera dosis se da para aquellas situaciones en las que no ha habido respuesta vacunal"

Más crítico se muestra con la decisión de administrar el suero en ciertas franjas de edad: "La tercera dosis se da para aquellas situaciones en las que no ha habido respuesta vacunal. Sabemos que eso ocurre en ciertas situaciones muy concretas de inmunosupresión y en personas muy mayores. En personas de 60 a 69 años no me parece que haya un problema de mala respuesta vacunal".

¿Qué ocurre en otros países?

Los distintos países han avanzado de forma dispar con la inoculación de la segunda dosis. Así, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, en inglés) de EE UU autorizó este viernes las dosis de refuerzo de las vacunas de Pfizer y Moderna para todos los adultos del país.

Por su parte, Israel -que fue uno de los primeros países en comenzar la vacunación- aplica este refuerzo desde hace tiempo, Bélgica lo ha aprobado para toda la población adulta e Italia lo inoculará a mayores de 40 años.

Ahora, solo queda esperar para averiguar si esta decisión del Gobierno se mantiene o, por el contrario, será necesario inocular finalmente una tercerea dosis más adelante. Como con muchos otros aspectos de la COVID, la incertidumbre es una constante.

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