El cambio climático, a través de episodios meteorológicos extremos (como las sequías, las inundaciones o el aumento del nivel del mar que provoca el calentamiento global), está afectando muy negativamente a elementos claves de los sistemas de saneamiento como las tuberías, los tanques y las plantas de tratamiento.
La falta de gestión de forma segura de estas instalaciones supone hoy un grave riesgo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el deseo de poder concienciar a la población sobre la necesidad de conseguir unos sistemas de saneamiento adecuados, ha nombrado al 19 de noviembre como el Día Mundial del Saneamiento (también popularmente conocido como el Día Mundial del Retrete).
Actualmente en España no se llega a reutilizar ni el 10% de las aguas tratadas. Sin embargo, en Andalucía cabe destacar los esfuerzos que la empresa Hidralia está llevando a cabo en aras a impulsar un saneamiento responsable y sostenible. Dicha empresa cuenta en Andalucía con un total de 16 plantas depuradoras, que están trabajando en la regeneración del agua depurada, con la finalidad de que pueda volver a ser utilizada para diversos usos como la producción agrícola, industrial o para el riego de calles y zonas verdes. Así, Hidralia impulsa la evolución de las depuradoras tradicionales convirtiéndolas en ‘biofactorías’, instalaciones que regeneran el agua mediante sistemas de tratamiento muy avanzado.
Modelo de reutilización
En la actualidad, Hidralia trata en sus plantas depuradoras alrededor de 60 hectómetros cúbicos de aguas residuales, equivalentes a unas 24.000 piscinas olímpicas. Este modelo, premiado por la ONU, tiene en la Biofactoría Sur de Granada un auténtico referente a nivel europeo en economía circular, modelo que se está exportando por dicha empresa al resto de sus plantas depuradoras. Hidralia y sus empresas participadas está consiguiendo en estos momentos la reutilización de hasta un 36% de las aguas residuales que trata.
Para asegurar un buen funcionamiento de los sistemas de saneamiento es esencial el papel que deben jugar las empresas que se ocupan de la gestión del ciclo integral del agua, pues de ellas depende la correcta gestión de la red de infraestructuras existentes. Una labor compartida con las administraciones públicas. Para ello, es necesario apostar por una inversión en equipamientos sostenibles, que puedan hacer frente a los desafíos actuales que el cambio climático está produciendo. Y en un lugar de extrema sequía como es Andalucía, el problema resulta si cabe todavía mayor.
De especial importancia supone el proceso de digitalización que actualmente está desarrollando Hidralia, culminado con la implantación de DINAPSIS, desde donde se pueden planificar, a través de herramientas de gestión avanzadas, los diversos trabajos buscando la mayor eficiencia posible.
Las biofactorías de Hidralia son un referente europeo de economía circular
La visualización de toda la red en tiempo real, a partir de monitores, permite observar los puntos donde resulta más urgente intervenir, estableciendo un orden de prioridades que puede ir desde la mera limpieza hasta la reparación de averías. Con ello se ha conseguido reducir en más de un 45% los posibles vertidos que se llevan a cabo anualmente, favoreciendo una gestión más sostenible de los sistemas de saneamiento, una mayor salubridad de los espacios y una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.
No obstante, no resultarán suficientes los esfuerzos, tanto de los poderes públicos invirtiendo en infraestructuras ni de empresas como Hidralia que trabajan en la regeneración del agua, si no se cuenta con la colaboración ciudadana en el buen uso de las infraestructuras de saneamiento. Así, Hidralia, mantiene a lo largo del año distintas campañas de concienciación, principalmente dirigidas al buen uso del retrete, para evitar que se use como papelera y contenedores de residuos contaminantes como toallitas húmedas y aceite usado, entre otros.
Un modelo de colaboración a tres bandas entre el sector público, el sector privado y los propios ciudadanos parece la opción más conveniente. El llamado estrés hídrico, que afecta de una forma especial a Andalucía, debe ser combatido por todos, apostando con decisión por un tratamiento en los sistemas de depuración que garantice el mejor sistema de saneamiento posible.
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