Un verano, hace seis o siete años, vi como en Londres se ponía muy de moda una familia de cócteles de nueva generación; eran copas largas, siempre a base de zumos y poco cargadas de alcohol. Llegada la tarde, en las terrazas y en las puertas de los pubs, la gente charlaba después de trabajar, mientras se tonificaba con uno de estos tragos aprovechando los últimos rayos de sol.
Los Breezes son muy refrescantes y tienen sabores muy naturales y una variedad casi infinita de fórmulas, entre ellas he escogido sin duda la más popular: el Sea Breeze.Si bien en su origen este cocktail se preparaba directamente en vaso, yo recomiendo hacerlo tal y como se hace hoy en día: en coctelera Boston, una de mis favoritas, que está formada por dos vasos, uno de acero inoxidable y el otro de vidrio reforzado, permitiendo así ver el contenido de la coctelera mientras la bates.
En el Dry Martini Bar lo preparamos de la siguiente manera: servimos una parte de vodka Grey Goose, una de zumo de arándanos, una de mosto de uva y abundante hielo, batimos bien, y vertemos todo su contenido en un vaso alto tipo long drink. Para decorar bastarán unas rodajas de lima.
Una buena compañía y unas nueces de macadamia saladas serán el complemento ideal.
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