«No está claro qué efectos pueden tener los transgénicos sobre la salud y el medio ambiente», recalca el presidente de la asociación ecologista Siempreviva de Totalán, David Chapman. Ese municipio se ha convertido en el primero de la provincia que ha prohibido el cultivo de plantas modificadas genéticamente.

El pleno acordó por unanimidad esta medida en su reunión del pasado viernes, sumándose a una red de 4.760 gobiernos municipales, regionales y estatales de Europa.

El acuerdo se tomó a propuesta del colectivo Siempreviva en un pueblo de 724 habitantes cuyas explotaciones agrícolas son familiares y de pequeño tamaño, cuenta el concejal de Juventud y Deportes, Sergio Alcaide. Olivos, almendros y cultivos hortofrutícolas (ninguno transgénico) ocupan la mayoría de los huertos de este pueblo.

Los dos grupos políticos con representación en el Ayuntamiento (PSOE e IU) votaron a favor de que no se puedan realizar cultivos transgénicos «con fines comerciales o experimentales». Se «informará y fomentará» entre los agricultores y comerciantes del municipio el «rechazo» a los cultivos y productos modificados genéticamente.

Al mismo tiempo, el acuerdo plenario apuesta por promover políticas agrícolas sostenibles «potenciando los cultivos ecológicos».

El Ayuntamiento se ha comprometido a defender propuestas similares en la Diputación de Málaga y la Mancomunidad de municipios de la Axarquía. «Todos los municipios deben tener derecho a decidir si se puede o no cultivar transgénicos», recalca el acuerdo.

Una polémica mundial

La industria transgénica argumenta que la modificación genética es una de las soluciones para aumentar la productividad, reducir costes y, por tanto, luchar contra el hambre en el mundo.

Pero los grupos ecologistas recalcan que se están creando especies que no existían antes y las consecuencias sobre la naturaleza son impredecibles. Greenpeace sostiene que los riesgos sanitarios no se evalúan correctamente. España es el único país de la UE que los cultiva a gran escala, según Siempreviva.