Francisco Javier Almeida acabó con la vida del pequeño Álex, de 9 años, el pasado 28 de octubre en su casa de la localidad riojana de Lardero después de engañar al pequeño para que abandonara el parque donde jugaba con sus amigos y subiera a su piso. 

La casa del asesino de Álex estaba "elegida estratégicamente": veía el colegio y el parque desde su ventana

Apenas 20 minutos después de la desaparición del menor, un grupo de padres localizaron a Almeida en el rellano de su domicilio con el niño ya muy grave en brazos. Según fuentes de la investigación la causa de su muerte fue la asfixia.

Muchos vecinos de la localidad habían descrito a Almeida como un "hombre solitario" que no se relacionaba con nadie y que se pasaba gran parte del día sentado en un banco del parque donde logró engatusar al pequeño. Pero ahora salen las primeras informaciones sobre su perfil psicológico. 

Este lunes, el programa Espejo Público de Antena 3 ha accedido a uno de los informes psiquiátricos que se han hecho sobre el presunto asesino, que ya fue condenado a 30 años de prisión a finales de los años 90 por violar y apuñalar hasta la muerte a la trabajadora de una inmobiliaria. Con anterioridad, en 1993, fue condenado a siete años de prisión por otro delito de agresión sexual.

En el documento se detalla que el presunto asesino era profundamente religioso, carecía de empatía hacia otras personas, mostraba un comportamiento ejemplar en la cárcel y justificaba su sexualidad perversa. El informe además asegura que Almeida disfruta con la muerte y que asfixiaba pajaritos. 

Alfonso Santisteban, juez que condenó a Almeida en dos ocasiones, ha descrito en el mismo programa su comportamiento durante los juicios. "Almeida se comportaba en el juicio de manera ausente, como si el proceso no fuera con él”, ha afirmado Santisteban, lo que deja entrever su ausencia de empatía hacía las víctimas de los graves hechos por los que fue juzgado en el pasado.