Científicos descubren que las tareas de recolección en el Paleolítico no eran 'solo tarea de chicas'

Pinturas rupestres de caza de una cueva en Argelia.
Pinturas rupestres de caza de una cueva en Argelia.
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Pinturas rupestres de caza de una cueva en Argelia.

Investigadores del grupo de Paleofisiología y Ecología Humana y de Paleoecología de mamíferos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) han publicado un artículo en la revista "Human Nature" en el que concluyen que recolectar "no era solo tarea de chicas en el Paleolítico".

Señalan que la división sexual de tareas entre los jóvenes de los grupos de cazadores-recolectores del Paleolítico no registraba diferencias en el gasto energético entre chicos y chicas.

Según el artículo, la división de tareas por sexos estaba muy extendida entre los grupos cazadores-recolectores, y que las actividades productivas de chicos y chicas comienza a diferenciarse entre los 7 y 10 años.

Ellos abandonan gradualmente la práctica de la recolección, mientras que ellas la seguirán realizando a lo largo de toda su vida, algo que hasta ahora se asumía que ocurría igual durante el Paleolítico.

Midieron el gasto energético

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores han medido el gasto energético de 42 chicos y chicas de entre 8 y 14 años, durante una actividad que simulaba la recolección de frutos, una tarea frecuente en esas edades entre los grupos cazadores-recolectores.

Los investigadores descubrieron que chicos y chicas gastaron igual cantidad de energía en la recolección

"Se podría pensar que la diferenciación de tareas por sexos en esas edades se explica porque la tarea en cuestión resulta más costosa energéticamente para un sexo que para el otro, pero no es así porque chicos y chicas gastaron igual cantidad de energía durante la recolección simulada", explica Ana Mateos, líder del grupo de Paleofisiología y Ecología Humana.

Como señala Guillermo Zorrilla-Revilla, co-autor de este estudio, "los individuos más grandes gastan más energía que los más pequeños al realizar una misma tarea".

Una práctica de ''aprendizaje''

Excluidas las diferencias en el gasto energético como una posible explicación de la división de tareas, los autores defienden que esta práctica puede estar relacionada con el aprendizaje.

Muchas de las labores de subsistencia requieren prolongados periodos de aprendizaje a través de la práctica, y mejorar esas destrezas a una edad temprana en la que el tamaño corporal es pequeño permite hacerlo con un bajo coste energético.

"Los niños no abandonan la recolección porque tengan un mayor gasto energético que las niñas, sino porque pasan a practicar y aprender otras actividades a las que se dedicarán cuando sean adultos", añade por su parte Jesús Rodríguez, líder del grupo de Paleoecología de mamíferos. 

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