Yolanda Díaz aspira a que el Gobierno recupere este martes "una posición única" ante la reforma laboral

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en el Congreso.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en el Congreso.
EUROPA PRESS
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en el Congreso.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, aspira a que el Ejecutivo, en la reunión de este martes que encabezará el propio presidente, Pedro Sánchez, "vuelva a tener una posición única" ante la reforma laboral, respetando lo recogido en el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos y en el Componente 23 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

"Nuestro objetivo es claro: seguir negociando en el diálogo social con un texto claro, sin que haya discrepancias de contenido", explicaron fuentes del equipo de Díaz de cara a la decisiva reunión que el martes se celebrará, según se pactó el pasado miércoles, "para fijar la posición del Gobierno en la mesa de diálogo social, en los términos del acuerdo de Gobierno de coalición". En dicha reunión estarán Sánchez, las vicepresidencias primera y segunda, y los ministerios de Hacienda; de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y de Educación y Formación Profesional.

Será la primera de una serie de encuentros del Gobierno, con la presencia de altos cargos de al menos Trabajo, Economía e Inclusión (los secretarios de Estado de Empleo, Economía y Pensiones y Seguridad Social), que los martes por la tarde prepararán las sucesivas sesiones de la mesa de diálogo social de los miércoles por la mañana. Con los agentes sociales se sentarán, al menos, los de Trabajo, Economía e Inclusión (el secretario de Estado de Empleo, un director general de Economía y otro de Inclusión y Seguridad Social), pero podrían añadirse otros departamentos para temas que les conciernan.

Desde la parte socialista del Ejecutivo, la incorporación de estos otros ministerios a la mesa donde hasta ahora sólo le venía representando Trabajo se ha presentado como una cuestión puramente procedimental y de coordinación. "Se trataba de dar metodología, de ser rigurosos en la participación de todos aquellos ministerios que están implicados", presentó el acuerdo la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, el mismo miércoles a mediodía, un par de horas después de que se cerrara.

"Nunca ha habido diferencias de fondo", aseguró, entre Economía y Trabajo, o entre el PSOE y Unidas Podemos. "No hay duda en el contenido". Ahora bien, puntualizó que los debates entre ministerios "son debates enriquecedores, debates vivos", y que se trata de "un contenido que debe ser vivo para lograr un acuerdo entre todas las partes". Además, señaló que se trata "de renovar, de modernizar las relaciones laborales" (no empleó el término "derogar") y de recuperar "lo que se perdió" en 2012: "el diálogo social". No dijo expresamente que se perdiera otra cosa y, además de desear el acuerdo de reforma laboral "más positivo para los trabajadores", puntualizó: "Aquélla que proteja también a nuestra economía y seguir creciendo".

Esa frase de Rodríguez de que el contenido ha de ser "vivo" parece dar a entender que todavía no está fijado del todo, como si Trabajo no llevara desde marzo negociando con los agentes sociales, y, por otra parte, su llamamiento a un "acuerdo entre todas las partes" y a recuperar el diálogo social que supuestamente ignoró con su unilateralidad el Gobierno de Mariano Rajoy podría aludir a la sospecha extendida en parte del PSOE y los empresarios de que Yolanda Díaz estaría dispuesta a una reforma laboral aun sin el acuerdo de la patronal.

Y, sin embargo, la vicepresidenta también saludó el acuerdo en el seno del Gobierno y la reunión prevista para este martes. No sólo por la presencia del presidente, Pedro Sánchez, que ella misma había demandado desde Roma la misma mañana del miércoles en que se alcanzó el acuerdo, sino porque, se congratuló, "por fin vamos de nuevo a fijar los límites, el alcance de la reforma más importante que vamos a hacer del mercado de trabajo".

Tercera negociación

La felicitación de Díaz encerraba una curiosa paradoja, al unir un "por fin" a un "de nuevo". Según recordaron desde su equipo a esta agencia, "es la tercera vez que negociamos la reforma laboral". Los términos se fijaron en el acuerdo de gobierno de enero de 2020 y en el llamado Componente 23 del Plan de Recuperación pactado con Bruselas. Y, pese a todo, celebran la reunión del martes porque "nuestro objetivo es que el diálogo social continúe funcionando bien, como el resto de acuerdos de diálogo social, y para eso es necesario que el Gobierno vuelva a tener la posición única".

De alguna manera, dan a entender que el martes todos tendrán que quitarse las caretas. "Sabemos perfectamente dónde están las diferencias", apuntan las fuentes consultadas, que sin embargo rehúsan entrar en detalles sobre qué objeciones plantean ahora desde el PSOE o desde Economía al contenido que ya sido puesto por escrito dos veces, ni sobre cuáles de los puntos concretos (ultraactividad de los convenios, prevalencia de los sectoriales, límite a la temporalidad, reducción de los tipos de contratos…) les parecen más irrenunciables.

"No queremos hablar en esos términos. Nuestra posición es lo pactado en el acuerdo de Gobierno y en el Componente 23", aseveran de forma genérica. El primero, además de proclamar con rotundidad "derogaremos la reforma laboral" y "recuperaremos el papel de los convenios colectivos", lo concretaba en medidas como la ya aprobada anulación del despido por bajas por enfermedad, la citada ultraactividad, la reversión de la prioridad de los convenios de empresa sobe los temporales, la limitación de la subcontratación a "servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa" y la prohibición de que la empresa cambie unilateralmente las condiciones del contrato o se descuelgue de los convenios colectivos.

Por su parte, el Componente 23, dotado con 2.363 millones con cargo a los fondos europeos, se marca objetivos como "reducir el desempleo estructural y el paro juvenil, reducir la temporalidad y corregir la dualidad del mercado laboral, aumentar la inversión en capital humano, modernizar los instrumentos de negociación colectiva…". La cuarta reforma que incluye perseguirá la "generalización del contrato indefinido" y exigirá "causalidad de la contratación temporal". La sexta regulará la subcontratación. Eso sí, "la puesta en marcha de estas reformas ha de realizarse sobre la base del más amplio acuerdo posible, tanto en el Parlamento como fundamentalmente en el diálogo social".

Fuentes de Unidas Podemos justifican sus dudas sobre esta vuelta de tuerca al procedimiento que ha querido imprimir en el último momento el PSOE a la negociación de la reforma laboral después de que durante meses nadie lo hubiera discutido, en el marco de su largo historial de acuerdos en el diálogo social (de hasta 12 presume).

Incluso, del famoso documento remitido por la Vicepresidencia Segunda con medidas que afectaban a otros ministerios y que despertó las suspicacias de la Primera, en Trabajo aseguran que siempre se ha procedido así, y que lo que implicara a otros departamentos se negociaba.

En Unidas Podemos se sorprendieron de esta sospecha que "aparece de la noche a la mañana" y desde el principio lo atribuyeron a que el problema está en el contenido, que el PSOE, al llegar la hora de la verdad, no quiere llevar tan lejos como en su día dejó por escrito. "Si la reforma laboral se quiere derogar de verdad, todo el mundo sabe que la mejor persona para hacerlo es Yolanda Díaz", indicaron a esta agencia.

Por eso, la reunión del martes servirá para comprobar si el PSOE está verdaderamente "en la misma línea" que el espacio confederal. Para acotar el terreno y que éste no se embarre con los nombres y los personalismos, Díaz no ha dejado de repetir que "lo importante es el qué" y no el quién. Así retará a los socialistas a fijar esa posición única que respete el acuerdo de gobierno y los compromisos con Bruselas y de la que ya no se puedan retractar sin que se les note mucho que se han desviado.

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