Si Madrid tuviera alma (supongamos que todavía no la ha perdido), ésta tendría forma de colmena, o de corrala. El tipo de vivienda castiza por antonomasia representa todo lo bueno y malo de una gran ciudad: hacinamiento, solidaridad, explotación, miseria, alegría, lucha, desahucio, resistencia, cosmopolitismo...

Son muchas las corralas que aún quedan en Madrid, pero 20 minutos ha elegido la de Sombrerete, 6 (Lavapiés), con 130 años de historia, como la que mejor representa la cara amable de estas construcciones con forma de corredera y patio interior pensadas para acoger al mayor número de inmigrantes que por aquel entonces, en pleno siglo XIX, inundaban la capital en busca de oportunidades.

"Cuando me mudé aquí sólo había alegría. Daba igual la pobreza, porque todos nos ayudábamos. Las puertas siempre estaban abiertas de par en par, y si algún día una familia no tenía qué comer sus vecinos les ponían la mesa". El vecino que dice estas palabras es Eusebio, de 72 años, un enamorado de su casa que se mudó a Sombrerete hace casi medio siglo.

Aunque eso no es nada, porque los ancestros de su mujer, con la que se casó por aquel entonces, llevaban viviendo en este mismo lugar siete generaciones. "Ya no es lo mismo, aunque, la verdad, últimamente ha mejorado un poco", sigue explicando Eusebio.

La unión hace la fuerza

Y es que hace unos años en la corrala ocurrió un suceso que hizo que se despertara la solidaridad perdida. El hecho es aún más recordado que el día en el que un obús cayó en el patio de la vecindad, allá por el tiempo de la Guerra Civil. "Sirvió para que los vecinos nos empezáramos a conocer mejor e hiciéramos frente común", explica Vanessa, una de las inquilinas más jóvenes (lleva aquí desde 2001).

Lo que ocurrió fue un derrumbe y varios intentos de desalojo que estuvieron a punto de acabar con la historia de Sombrerete, ya que ninguna administración quería hacerse cargo de las casas pese a su declaración de Monumento Nacional.

"Pero los vecinos nos unimos, todos, y la corrala se reformó. A mí me encanta este tipo de vida. Todo el mundo se conoce. De hecho, a mis alumnos de Nueva York les pongo Aquí no hay quien viva para que entiendan mejor esto", explica Eric, vecino de nacionalidad estadounidense que vive a caballo entre Sombrerete y la ciudad de los rascacielos.

Sí, hemos dicho Nueva York, porque, a pesar de conservar aún su sabor castizo, esta corrala alberga seis nacionalidades distintas: EE UU, Senegal, Bangladesh, Marruecos, China... y, por supuesto, la española de Lavapiés.

La corrala de sombrerete, 6