Moncloa acepta que Díaz lidere la reforma laboral, pero pide abrir la mesa a ministros del PSOE y pactar con la CEOE

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
EFE
La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
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Nuevo capítulo en la disputa por la reforma laboral en el seno del Gobierno. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, admitió este martes que corresponde al Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz (Unidas Podemos) liderar las negociaciones, pero al tiempo evitó pronunciar la palabra "derogación", reclamó abrir la mesa del diálogo social a ministros del PSOE que están implicados en la materia y dejó muy claro que la Moncloa quiere que la reforma salga adelante con el consenso de los sindicatos, pero también de los empresarios. Horas más tarde, Díaz criticó que el PSOE haya reabierto el debate sobre el contenido de la reforma laboral, que a su juicio ya estaba "cerrado", y acusó a los socialistas de querer limitar el "alcance" de los cambios en el mercado de trabajo.

Las tensiones en el seno de la coalición se dispararon el pasado jueves, cuando la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, remitió a Díaz un correo electrónico en el que le comunicaba su intención de coordinar, a partir de ahora, las conversaciones con sindicatos y empresarios para la nueva reforma laboral. Ese plan, que recibió el respaldo expreso del presidente Sánchez, provocó las quejas de UP, que por boca de la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, reclamó una reunión de la comisión de seguimiento.

Dicho encuentro se celebró en la tarde de este lunes y concluyó sin acuerdo, ya que la parte socialista insistió en que era Calviño quien debía ponerse al frente y la parte morada, en que Díaz debía continuar pilotando las conversaciones, como lleva haciendo desde la primavera. Además, y mientras crecía la polémica, ambas patas del Gobierno se han cruzado dardos: Díaz llegó a acusar a Calviño de querer apartarla para torpedear la derogación de la reforma del PP, mientras que Sánchez recalcó que la reforma es un asunto de "todo el Gobierno".

Lo planteado por la portavoz del Gobierno tras el Consejo de Ministros parece, por tanto, un punto intermedio: la Moncloa acepta que sea Yolanda Díaz quien siga al frente de las conversaciones, pero también reclama que la mesa se abra a ministerios del PSOE. Y, además, se insiste en la necesidad de que los empresarios den el visto bueno a la nueva normativa: "El objetivo es lograr esta reforma desde el máximo diálogo y con el mayor de los consensos (...). preferimos un acuerdo de todos, que dé satisfacción a sindicatos y patronal. Preferimos esta fórmula a no hacerlo con todas las partes", dijo Rodríguez.

Calviño avanza la noticia

Minutos antes que Rodríguez, la propia Calviño certificó ese paso atrás sobre sus pretensiones iniciales: "No hay ningún tipo de inconveniente con que el Ministerio de Trabajo lidere la correspondiente mesa de la reforma laboral", dijo la vicepresidenta primera, al tiempo que sostuvo que "todo el Gobierno" está alineado con la necesidad de acometer una modificación legal que recupere los "consensos rotos" en 2012, y que es "muy importante" que haya "buena coordinación" entre los socios ahora que la negociación enfila una fase "decisiva".

Rodríguez repitió esos mensajes clave en la rueda de prensa de este martes: "Dada la dimensión de la reforma laboral, es importante intensificar toda la coordinación que sea posible entre los ministerios", comentó la portavoz, quien insistió en que es "razonable" que todos los departamentos implicados "participen" en las negociaciones aunque sea el Ministerio de Trabajo quien "formalmente represente al Gobierno en la mesa de diálogo social". "No creo que ningún miembro del Gobierno quiera que esta reforma tenga su nombre propio, esta es una reforma de todo el Gobierno", añadió.

También recordó que hay un "plazo temporal" pactado con las instituciones europeas que hay que "cumplir": "El compromiso temporal es [acometer la reforma laboral] antes de que finalice esto año", apuntó Rodríguez, quien agregó que el Gobierno "trabaja para cumplir sus compromisos". "Vamos a cumplir con este compromiso, verán cómo lo vamos a lograr. Lo podemos hacer con solvencia", sostuvo a preguntas de los periodistas.

El debate de los contenidos

En el entorno de Yolanda Díaz se considera que Calviño ha dado un paso atrás en su pretensión de pilotar la negociación sobre la reforma laboral, pero no dan la polémica por zanjada. El motivo es que ven necesario aclarar cuál va a ser el alcance de la derogación de la legislación aprobada por el PP, que es lo que figura en el acuerdo de coalición y lo que el propio presidente Sánchez prometió hace menos de dos semanas, en el 40º Congreso Federal del PSOE, por lo que seguirán insistiendo en ese sentido.

La propia Díaz, este martes, aseguró expresamente que no existe ningún problema de coordinación en el Gobierno, sino que el choque entre PSOE y Unidas Podemos ha venido provocado por la intención de los socialistas de descafeinar la reforma laboral. "El problema es el qué, no el quién", aseguró la vicepresidenta segunda, que instó públicamente a que se produzca "un debate en el seno del Gobierno para delimitar el contenido de la reforma laboral", si bien también se mostró sorprendida porque, aseguró, ella "pensaba que este debate ya estaba cerrado".

Según reveló Díaz, la discusión sobre los "contenidos" de la nueva reforma laboral que prepara el Gobierno ya se produjo en el seno del Ejecutivo a finales del año pasado, cuando PSOE y Unidas Podemos pactaron el programa de reformas que enviaron a la UE para que diera luz verde a la entrega de los fondos europeos. La vicepresidenta afirmó desconocer "las razones por las que hay que volver" a negociar este asunto. Pero, a su vez, se mostró dispuesta a debatirlo, aunque exigió a los socialistas que aclaren cuáles son las propuestas que no comparten con Unidas Podemos. "Una vez conozcamos las diferencias, podremos avanzar", planteó.

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en cambio, trató de restar importancia a este aspecto y sostuvo que los "asuntos concretos" están claros, porque están "escritos". "Estamos alineados en los contenidos, pero queremos que sea con el máximo diálogo y los máximos consensos, que puedan participar los empresarios y la patronal", comentó.

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