
El soterramiento de la A-5 es una reivindicación histórica de los vecinos Campamento y Batán. Una reivindicación que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, incluyó en su programa electoral como ya hizo antes Alberto Ruíz-Gallardón. La reivindicación vecinal se ha convertido en promesa política que los ciudadanos piden que se cumpla. Por la A-5, a menos de 70 centímetros de las viviendas de Batán, pasan 120.000 coches al día. En Campamento sufren además los 45.000 de la carretera de Carabanchel-Aravaca y los 30.000 de la carretera de Boadilla, vías que encierran el barrio en un "triángulo del ruido y la contaminación": "La salud de los vecinos cada vez lo nota más", dice Andrés Piñeiro, presidente de la Asociación de Vecinos de Campamento. "Muchísima gente se ha tenido que ir porque ha enfermado con problemas respiratorios o de audición", apoya Cándida Campiña, presidenta de la AVV Unión Casa de Campo - Batán.
Y parece que esta promesa podría empezar a cumplirse. El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, se ha reunido con la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm) para asegurarles que el proyecto de soterramiento de la A-5 está en marcha y que se tomarán medidas para rebajar el tráfico que pasa por el barrio de Campamento. En cualquier caso estas medidas aún están en una fase de estudio "muy preliminar", señala a 20minutos el área de Carabante. El área asegura que estudiará estas soluciones, pero aún no ha iniciado ningún informe.
"Las casas se quedaron a 70 centímetros de la carretera"
Más de 60 años llevan los vecinos de Batán luchando por ese soterramiento de la A-5, desde 1968, cuando el paseo de Extremadura pasa de tener dos carriles a ocho: "Las casas se quedaron en los que nosotros llamamos 'primera línea de playa', les quitaron sus jardines, sus aceras, y se quedaron a unos 70 centímetros de la carretera. A día de hoy, ni siquiera hay un semáforo", explica Campiña a 20minutos.

Estas casas tienen a unos centímetros de su ventana más de 120.000 coches cada día, lo que provoca "un ruido constante y una cantidad de polución inaguantable" lo que hace "inviable abrir una ventana", dice esta vecina. Hay gente que ha decidido poner ventanas más aislantes o insonorizar la casa, "pero vale mucho dinero y no todo el mundo puede hacerlo. Y de todas formas , no se puede vivir en una cárcel, hay que ventilar, que abrir las ventanas".
Como nos recuerda la presidenta, las casas estaban antes que la carretera, y a muchos que llegaron después, allá por el 2003 cuando la alcaldía estaba en manos de Gallardón, se les vendieron diciendo que la carretera desaparecería y "ya ya llevan 15 años con este panorama", asegura la vecina, sin soterramiento primero por la crisis y luego por el Covid. Y durante estos años, son muchos los que se han tenido que ir porque el ruido y la contaminación les hace imposible la vida o porque han desarrollado problemas respiratorios y de audición por la cercanía a la carretera.
Un barrio partido por la mitad
El paseo de Extremadura tiene muchos otros efectos nocivos: aislamiento, suciedad, inseguridad y un barrio partido por la mitad: "Como la carretera cruza por el centro del barrio, se les ocurrió hacer unos túneles subterráneos para ir al otro lado", dice Campiña. Para ir al médico o a la compra hay que pasar por esos túneles "que son horrorosos, generan insalubridad porque muchos sintecho hacen sus necesidades allí, e inseguridad, porque están en zonas apartadas, en las que nadie te puede socorrer, y algunos hacen recodo y ni siquiera ves si hay alguien al final".
"Yo llevo 40 años viviendo en este barrio y nunca he cruzado sola porque realmente es aterrador", cuenta la presidenta, "pero hay un colegio que la carretera dividió en dos, así que los niños tienen que cruzar estos subterráneos varias veces al día para ir al gimnasio o al comedor".
El problema de los subterráneos, lo comparten con los vecinos de Campamento que, al estar encajonados entre tres carreteras, solo pueden salir de esa forma de un barrio que ha quedado casi completamente aislado por el tráfico. En el interior de estas tres carreteras se forma lo que ellos llaman 'el triángulo del ruido y la contaminación' provocado por los 200.000 coches que pasan cada día.

El triángulo del ruido y la contaminación de Campamento
"No queremos prohibir los coches, queremos que busquen vías alternativas", explica Piñeiro. Entienden que "las dos vías de mayor capacidad como la A-5 y la de Carabanchel-Aravaca, tienen que seguir existiendo", pero la de Boadilla debe convertirse entonces en "una calle más del barrio" porque los coches tienen alternativas que solo consumen un par de minutos "como la M-40 o la M-50" que son "menos dañinas para los vecinos por el ruido y la contaminación".
De hecho, la carretera de Boadilla no es una carretera, es una calle, por lo que los coches deberían circular a 30km/h. "A esa velocidad solo van cuando hay atasco, normalmente van a 60 de día y a casi 90 de noche. Tenemos semáforos pero los coches se los saltan, aunque esté en verde no paran y te llevan por delante. Hay atascos y el asfalto está en muy mal estado y eso hace que haya aún más ruido y contaminación", asegura a 20minutos Piñeiro.
La ctra. de Boadilla no puede continuar así. 30000 coches diarios. La mayoría no respeta los 30km hora y en muchos casos ni los semáforos. Una verguenza. Mirad el final del vídeo. @MADRID @JMDLatina @bcarabante pueden tomar medidas. pic.twitter.com/72dut2hjZi
— Asociación Vecinos de Campamento (@AVCcampamento) October 11, 2021
Además, esa vía pasa a pocos metros de viviendas, un colegio y un centro de mayores: "Sabemos que 10.000 personas al año mueren por la contaminación y si vives pegado a la carretera, con un trafico tan grande, tienes mas puntos a tu favor. Y afecta más a los niños y a los mayores por lo que esto no tiene ningún sentido", explica el presidente de la AVV de Campamento.
Badenes, semáforos y señalización en la carretera de Boadilla
En la última reunión entre la Fravm el delegado de Medio ambiente y Movilidad, Carabante se comprometió a rebajar el tráfico en la carretera de Boadilla: "Van a poner señalización para que los coches sepan que tienen que ir a 30 kilómetros por hora, van a estudiar alargar el tiempo para los peatones en los semáforos y poner badenes", explica a 20minutos el responsable de Urbanismo de la Fravm, Vicente Pérez. "Si los coches se enfrentan a reducir la velocidad, a semáforos ya badenes, puede que prefieran coger otras vías".

Pero esto, para los vecinos, no es suficiente. Piden que esta calle sea de un solo carril, ampliar las aceras y crear zonas verdes: "Pedimos que dejen de pasar 30.000 coches y sabemos que eso es complicado, pero vamos a seguir reivindicándolo porque todo el mundo tiene derecho a moverse en coche, pero no si eso genera ruido contaminación que perjudica la salud de las personas y del planeta".
También piden, como los vecinos de Batán, que se cumpla la eterna promesa del soterramiento de la A-5 "que Carabante nos dijo que la obra empezaría en 2022 y duraría 11 meses pero los vecinos somos muy escépticos, hasta que no veamos la primera máquina trabajando no nos lo creeremos", asegura Campiña.
El soterramiento podría empezar en 2023
Y, según la Fravm, los tiempos podrían dilatarse aún más: "Tienen que cerrar el proyecto, tiene que haber un informe de impacto medioambiental, los grupos municipales pueden hacer aportaciones y esta fase se puede prolongar bastante. Después de eso, con el proyecto cerrado, tienen que licitarlo y lleva, al menos, 8 meses", estima Pérez. En total, la Fravm estima que la obra podría empezar para mayo de 2023 y que podría tardar unos dos años, si no se alarga más, lo que nos dejaría en 2025-2026.
Además, esto podría alargarse aún más por la reivindicación vecinal que pide que el túnel no acabe justo en la A-5, como indica el proyecto del Ayuntamiento, para que la salida del no se produzca en las viviendas: "Que se lleve más allá de la avenida de los Poblados, donde no hay casas, porque sino la salida y entrada de los coches la metes frente a la ventana de la gente, lo que supone más salidas de humo y más contaminación de la que tienen ahora". asegura Pérez.
Para estos vecinos sus peticiones son simplemente cuestión de lógica: "Es un cambio de mentalidad, priorizar la salud de las personas y del planeta", dice Piñeiro. "El Ayuntamiento tiene que proteger a las personas que vivimos en la ciudad", apoya Campiña.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios