Raquel del Rosario resuelve las dudas del ataque de un puma su hijo y cuáles son las secuelas que le quedan a Mael

Raquel del Rosario.
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GTRES
Raquel del Rosario.
Raquel del Rosario salva a puñetazos a su hijo del ataque de un puma.
Wochit

Después de su impactante relato de cómo salvó a su hijo Mael, de solo cinco años, del ataque de un puma, Raquel del Rosario ha querido resolver algunas dudas que tenían sus seguidores.

Lo ha hecho a través de sus redes sociales, donde la cantante, en unos stories de Instagram, ha resuelto algunas incógnitas sobre el traumático episodio vivido en su casa de California el pasado agosto.

Después de agradecer todo el amor que le han mostrado en las últimas horas, la artista canaria ha aclarado cómo es convivir con este tipo de animales en el país americano. "Los pumas son parte de la fauna salvaje de California. Es muy poco común que se adentren en zonas residenciales y también que ataquen. En el condado de Los Ángeles no había habido un ataque a humanos desde los años 90. Tengo vecinos que llevan toda su vida viviendo en la montaña y nunca han visto uno ni en la distancia".

"Los pumas son parte de la fauna salvaje de California. Es muy poco común que se adentren en zonas residenciales y también que ataquen"

En cuanto al puma que atacó a su hijo, explica: "Tenía un año y comenzaba a independizarse de su madre. Pesaba 30 kg", escribe. Su hermano, sin embargo, "fue sedado, se le colocó un collar GPS y se le liberó en una zona cercana".

En cuanto a las secuelas de su hijo Mael, que tuvo que ser intervenido, relata: "Ha sido una cirugía plástica en la zona entre la barbilla y el cuello, ya que quedó desgarrada. Los milímetros de los que hablaba el doctor eran hacia la garganta. Necesitó puntos de sutura en frente y varias zonas de la cabeza. Las heridas en brazos y espalda fueron superficiales afortunadamente". 

Por último, la cantante aclara por qué ha dejado esa casa. "La decisión de mudarnos no ha sido a raíz de lo ocurrido, la tomamos hace meses. Y no, la culpa no es de vivir en California o vivir en el campo, la culpa no la tiene nadie. Aunque siempre necesitemos echársela a alguien. Lo que ha de sucedernos, sucederá: cruzando una calle en una gran ciudad o recogiendo fruta en nuestro jardín. Porque la vida se vale de experiencias independientemente del escenario".

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