Fito Cabrales: "Los artistas somos bufones y podemos decir barbaridades"

Fito Cabrales posa para 20minutos.es.
Fito Cabrales posa para 20minutos.es.
Jorge Paris
Fito Cabrales posa para 20minutos.es.

Fito Cabrales es un torbellino. Está alegre, activo y atiende a la prensa dando la mano sin pensarlo en una época de recelos y pieles alejadas. Acaba de publicar Cada vez cadáver (Warner Music), con los Fitipaldis, su séptimo disco de estudio producido por Carlos Raya. El año que viene hará la gira correspondiente. Hablamos con Fito de la música, de los abismos, del rock y hasta de su gorra.

¿Por qué Cada vez cadáver? Hace años tenía pensado hacer una banda para tocar en casa, en Bilbao, tipo rockabilly o funk y buscando nombres se me ocurrió Cada vez cadáver. Nunca hice la banda, pero empecé a tatuarme los brazos con esqueletos que hacían una banda virtual. Y esas palabras se quedaron ahí. Por un extraño motivo un disco de Quique González me llegó en el momento justo y me vi en la necesidad de escribirle una carta y esa carta se convirtió en la letra de Cada vez cadáver y de esa canción acabó saliendo todo el disco.

No es inmune a la música que hacen otros, por lo que se ve… Yo me contagio todo el rato, yo escucho discos sin mascarilla. Nos dedicamos a la música porque nos gusta la música, cuando tenía ocho años, quince y veinte. Yo no sé cuántos discos puedo escuchar… puf, madre mía.

¿Escucha algo que se salga mucho de su palo? ¡Hombre, mucho! Puedo escuchar unas muñeiras que me manda Diego de Fetén Fetén, o música Folk, que me encanta, puedo escuchar cosas frikis como discos del MonoNeon. Escucho mucho a Cory Henry, cosas que a mí me resultan extraterrestres porque están en un nivel musical que no puedo ni imaginar.

Compartir es vivir, ¿no? Mi hijo el mayor tiene banda y estudia y tengo una relación con él y con lo que él escucha. Hoy en día con los teléfonos los melómanos tenemos la sana costumbre de que no nos vale con que nos guste a nosotros, sino que queremos compartirlo. Te llega un disco que te encanta y se lo mandas a todo el mundo. Cuando descubres música que te sana, porque hay música que te sana, te da una alegría que quieres compartir con todo el mundo.

¿Cómo definiría el tono de este disco? No me he salido mucho de mi estilo, porque mi estilo lo marcan también mis limitaciones, mi forma de tocar, de cantar y de entender la música. Si no soy yo, no lo quiero. Para los Fitipaldis sí que ha habido cambios sustanciales a la hora de elegir los tonos de las canciones o algunas técnicas, pero son cosas de las que la gente no tiene por qué darse cuenta. No es un sonido más oscuro, porque está muy presente, pero sí es un sonido enérgico, quizá el más enérgico que he grabado nunca. Aunque teníamos claro que queríamos un sonido sencillo con dos guitarras.

¿Es su mejor disco o aún aspira a componerlo? Siempre pienso que el disco que grabo es el mejor que he hecho, pero es subjetivo. Pero en la música no hay medallas de oro, de plata… no hay una meta. El último es el mejor por el amor que le tienes a ese trabajo que estás haciendo, por la dedicación que le has puesto, porque aquí hay canciones que a lo mejor empecé a escribir hace cinco años. No sé cuál es el mejor disco de AC/DC, sé que el que más pongo es Highway to Hell, pero no lo puedo valorar por eso.

Escuchando música, ¿valen las segundas oportunidades? A mí me sucede y creo que le pasa a todo el mundo, que pones un disco o abres un libro y piensas que te tiene que gustar. Pero ya hace años que pongo un disco y si no entro lo quito y ya lo pondré, porque a veces soy yo el que no está para ese disco o ese libro, o esa película. Tengo la seguridad, porque me sucede, que de repente retomo un disco de esos que oíste sin estar en esa onda y de repente pasan cuatro años o tres meses y dices ¡joder, qué discazo!

La música la hace el que la escribe y el que la escucha, ¿es eso? Somos parte fundamental del resultado de un disco, cada oyente lo es. La música sale y uno la recoge, no es algo místico, es que es así. Hay que buscar el momento de conectar, darle más oportunidades.

En las letras habla mucho de usted mismo y de sus sentimientos, ¿le da pudor exponerse? No, abrirme o tener tabús, no. Lo que me cuesta es saber qué soy yo y qué quiero expresar.

¿Cómo compone? Casi nunca sé de qué voy a hablar, no lo hago adrede. Hablo de mí, pero como no hablo de cosas demasiado raras es fácil que los demás se identifiquen con eso. Yo escribo letras de canciones, no escribo poesía ni prosa. Y suelen nacer a través de una guitarra, de melodías. No escribo una letra y luego le pongo música, suele ir a la vez, porque escribo cosas para ser cantadas, no leídas.

Fito Cabrales posa en el Wizink Center para 20minutos.es
Fito Cabrales posa en el Wizink Center para 20minutos.es
Jorge Paris

Dice en un verso de Cada vez cadáver: "La forma de volver de los abismos", ¿de qué abismos vuelve Fito? De nosotros mismos, nosotros somos los abismos. A veces he hablado de mis drogas y de momentos en los que estaba jodido, pero ya no, eso lo tengo superado. Pero sigo usando lo de los abismos como usaría la palabra demonios. Es el abismo que hay cuando te dejas caer, cuando tienes una crisis de valores, cuando piensas que qué haces cantando, que porqué no te dedicas a otra cosa. Todos tenemos abismos, por la familia, por el trabajo, por relaciones personales, estados de ánimo…

¿Suele estar al borde de esos abismos? Soy bastante inestable, no soy un tipo muy lineal, puedo estar muy bien y muy hecho polvo.

¿Un músico que no sufre es un músico que no compone? ¿Un músico feliz puede componer? A mí me pasa en los dos términos: si estoy muy feliz no quiero componer nada, pero si estoy muy jodido todo me parece una broma. Dependerá de cada uno. Habrá quién sea capaz de sacarle provecho a estar muy mal. Yo no puedo si estoy en un extremo o en el otro, no se me ocurre.

¿Que hable de esos sentimientos universales es lo que le hace conectar con la gente? ¿Qué le hace sentir cuando la gente le dice que ha conectado o que una canción de usted habla de ellos? Eso es el tope de gama. Es con lo que más alucino de la música y que es el valor que quiero ponerle yo. Ya no se habla de ese poder de la música, se habla de muchas cosas a lo largo y a lo ancho y poco hacia lo profundo.

¿Cuál es el poder de la música? Me gusta reivindicar la música como algo espiritual, algo que te llega, que te cambia. Yo a veces estoy en esos abismos y oyes la letra de una canción y de repente ya no estás solo, porque un tío acaba de decir exactamente cómo me encuentro yo y no me hace falta que me cure, ni que me ponga pomadas ni tiritas, es sólo saber que alguien más se puede sentir así. Y vale también para cuando estás contento, no sólo para cosas de tristezas, vale para cuando estás enamorado, cuando te desenamoras, para cuando tienes ilusión... Hay sentimientos que parece que no los puede compartir nadie contigo y siempre hay una canción que sí lo hace.

¿Siente responsabilidad por tener ese poder de influir en la gente? No, porque además últimamente me mosqueo cuando algún músico o artista dice una opinión y está fuera del contexto de lo permitido y le ponen a parir diciendo que él tiene mucha influencia y que no puede decir esas cosas. Y yo pienso ¡tu puta madre! ¡Tengo influencia cuando tú quieres! Para reivindicar lo cultural no tengo ninguna influencia, pero si digo algo que no te gusta de repente somos intelectuales los músicos. Y no.

¿Y qué son? Somos bufones, somos artistas y podemos decir barbaridades, porque vivimos en mundos de canciones. Yo nunca siento que tenga influencia.

¿Y en lo emocional? En lo emocional… pues ojalá fuera verdad que una canción nuestra puede arreglar a alguien. En mi caso sí me pasa.

¿Qué siente cuando toca en directo, cuando miles de personas corean sus canciones? Ese es el tesoro. Todo lo demás es el mapa del tesoro. Compartir, tocar, que se cumpla el sueño de un chaval de quince años. Las giras son algo colectivo, las actuaciones son colectivas y la música se eleva de potencia, con todos trabajando y sintiendo que son parte de un mismo proyecto, músicos y público.

¿Alguna vez es rutinario, si lleva ya 20 conciertos seguidos? En mi caso no, porque tampoco estoy todos los años de gira. Rutinario no, pero eso no quita que haya veces que no tengas ganas de salir a enfrentarse a eso. Tocar para mucha gente es un desgaste increíble, no es como tocar en un teatro.

Pensé que sería un chute de energía… Tocar para 20.000 personas… el momento de subirse al escenario, al cruzar la pasarela… lo suelo hablar con amigos músicos, la energía que pierdes ahí… creo que por cada gira pierdes tres años de vida (risas). Tocar para 20.000 personas es tan brutal que tiene un precio. Es una celebración, es una fiesta, es una celebración de la música, pero yo hago 20 o 30 conciertos en pabellones y ya no puedo más.

¿Ha cambiado mucho el rock? Hombre y lo que cambiará… imagínate, desde los años 50 con la revolución que supuso, no solo en lo musical, si no también de pensamiento. La gente se guiaba por el rock, era una brújula. Ahora es un estilo musical que se ha convertido en una religión, aunque sepamos que no lo es.

¿Por qué esa evolución? Ha cambiado mucho porque si no cambias, te mueres. Ya no sirve la pregunta de si te gusta el rock, porque engloba muchas cosas. Hay rockeros talibanes, como los hay en el flamenco y no les vale nada.

¿Y qué cosa lo aúna, lo mete en el mismo saco? El rock sigue teniendo un componente que no se puede explicar, pero que en seguida se sabe. Abres la boca y cantas y si tienes rock se nota, si tocas la guitarra y tienes rock, lo tienes. No tienes rock por usar un sonido distorsionado y una chupa de cuero. El rock está en muchos aspectos de la música, es una forma de interpretar, de expresarse. Puedes tocar un instrumento poco rockero y tenerlo.

¿Compiten por el público nuevo con géneros como el electrolatino? (Risas) Creo que no. Me doy cuenta de que nos convertimos en un segmento o un estilo musical que dentro de unos años será el nuevo blues.

¿Hay gente joven que entre en el rock? Lo latino es la música que más se escucha en la calle, en las emisoras, los chavales con el móvil, las plataformas… Para escuchar determinada música hay que dedicarle un tiempo y para escuchar la música que ponen los medios no hay que emplearlo, porque pones el móvil y lo tienes. Siempre ha sido así y no tengo problemas con eso, porque a la gente le gusta la música y se escucha más música que nunca. Y al que le interesa profundizar acaba investigando y encontrando otros artistas u otros estilos.

En la portada sale con su eterna gorra, ¿tiene muchas? No tendré más de seis… A lo mejor son muchas, pero para las que yo tenía…

Porque las tiraba en los conciertos… Yo compraba las gorras y siempre iba al casco viejo, a la tienda Elósegui, que son de toda la vida y que siguen allí. Y compraba una gorra y a la semana iba y me compraba otra y en cada bolo tiraba la gorra. Y un día el dependiente me preguntó por qué compraba tantas y le conté que la tiraba y me echó una bronca de la hostia. Me dijo que las gorras son como las chupas de cuero, que cuando más gustan son cuando están hechas a ti. Y nunca más las tiré.

¿Cuántos tópicos del rock cumple Fito? Que estoy chalado, nada más. Drogas lo hice, pero paré, aunque no juro que vaya a parar para siempre. Guapo no lo cumplo, grupies no… excentricidades no… que estoy chalado, que vivo en otro mundo. Los del rock vivimos todos a un palmo por encima del suelo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento