
Una mujer llamada Jan Holman, que a sus 68 años sufre una enfermedad terminal, echaba de menos desde su cama de hospital a sus dos perros y a su caballo.
Así que los trabajadores del hospital donde estaba ingresada, el Hospice of the Good Shephard, un centro de cuidados paliativos al sur de Liverpool, en Reino Unido, decidieron hacer algo por ella.
Un día, Jan tuvo una gran sorpresa: hasta su cama llegaron sus dos perros de raza Cavalier King Charles Spaniels, llamados Monty y Rowley. La mujer pudo acariciarles, recibir sus lengüetazos y jugar un poco con ellos, todo lo que su reducid movilidad le permitió.
Pero además los trabajadores del centro llevaron la cama de Jan hasta el patio del hospital y allí estaba esperándola su caballo, un Piebald Cob de nombre Bob.
Ella pudo alimentarle con manzanas y zanahorias mientras acariciaba su cabeza y se la veía emocionada.
En declaraciones recogidas por el medio ITV ella aseguró no poder "creer lo que el personal del hospicio ha hecho".
"Hasta hace unas semanas seguía montando a Bob todos los días y él es una parte muy importante de mi vida y lo he echado mucho de menos", decía la mujer.
El esposo de Jan, Dennis, quien ha estado casado con Jan durante 46 años, ponía de manifiesto que "fue un gran alivio que Jan fuera trasladada del hospital al hospicio en Chester", pues en el hospital no podía recibir visitas y mucho menos las de sus mascotas.
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