Paulo Carril, líder de la CIG: "Estamos hartos de escuchar que se va a derogar la reforma laboral, necesitamos verlo ya"

Paulo Carril repite mandato al frente de la CIG, la central sindical mayoritaria en Galicia, con el reto interno de "consolidar y ampliar" el histórico número de afiliados (supera los 75.000) y el objetivo, de puertas para fuera, de ver tumbadas las reformas laborales de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

"Estamos hartos de escuchar que se va a derogar la reforma laboral, necesitamos verlo ya", sentencia. A su juicio, es "un crimen" que se esté utilizando la misma legislación laboral y social con la que se abordó la crisis de 2008, que "aún no esté derogada" y no haya una "certidumbre de cuándo va a ser sustituida".

En una entrevista con Europa Press, quien acaba de ser revalidado como secretario xeral de la CIG en su VIII Congreso -se celebró este sábado en Santiago- critica que el Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz "desde luego no está teniendo acciones en ese camino".

Por ello advierte a la gallega de que "no puede eludir su responsabilidad" ante la crisis industrial y la destrucción de empleo en la comunidad, que afronta conflictos como los de Alcoa, Vestas, la automoción, el naval y el cierre de las centrales térmicas. "¿Responsabilidad de Yolanda? Lo es en la medida en que es la ministra de Trabajo y tendría que tomar las acciones más decididas", asevera.

"NADIE VA A QUEDAR ATRÁS PORQUE NO VA A HABER NADIE"

O se echa abajo la legislación laboral aprobada a partir de 2010 o, por parte de la CIG, habrá convocatoria de huelga general, avisa Carril, que tiene otros cuatro años por delante para dirigir la central, y después "ya se verá" si continúa o no, hasta el tope de 12 años que estableció la organización en el quinto congreso.

"Necesitamos que la reforma laboral se derogue, no que se siga anunciando que se va a derogar", insiste. Cada día que pasa, señala, las consecuencias son "peores".

"Eso de que nadie va a quedar atrás... Claro que nadie va a quedar atrás, porque no va a haber nadie atrás, porque ya no va a haber nadie", explica el líder sindical de forma gráfica. Y es que "el problema es que cuando se derogue, a lo mejor ya no habrá quien se pueda beneficiar" y estará "consumada la crisis industrial".

Recuerda que "en la única ocasión" que tuvo la central nacionalista de reunirse con la ministra Díaz, "allá en el mes de febrero del año 20, ya se le advirtió": "No derogar la reforma laboral facilitaría lo que era una real crisis industrial en Galicia, ya por entonces la teníamos".

En este sentido, Carril censura que el actual Gobierno de PSOE-Podemos "no se atreve a hacerlo" cuando sí "toma medidas aparentemente muy contundentes en otros ámbitos". "Y aquí no la tomó aún", apostilla.

Ante este momento "especialmente crítico", la central ha puesto sobre la mesa en su octavo congreso la convocatoria de una huelga general, a la que, llegado el caso, animará a sumarse al resto de sindicatos.

"APOSTAMOS POR LA HEGEMONÍA"

En lo que respecta a Galicia, la CIG lo tiene claro y "apuesta por la hegemonía" y por reforzar su modelo, desde el reproche al "desprestigio" que atribuye a la forma de actuar de UGT y CC.OO., que en el seno del denominado diálogo social "blanquea" las políticas del Partido Popular en la Xunta.

De hecho, carga contra la forma "muy antidemocrática de actuar" de este diálogo social, al no tener "amparo ni base legal" y estar "estrangulando" la representación "legal y originaria" de los sindicatos en organismos como el Consello Económico y Social (CES).

Por este motivo, a principios de año pidió su convocatoria en relación con el plan de recuperación, pero "el PP lo que hizo fue crear un grupo de expertos al margen y utilizar el diálogo social para aparentar que también tiene en cuenta" a los sindicatos.

En el ámbito estatal, apunta, "esto tiene su réplica" y lo visualiza en negociaciones concretas como la del salario mínimo interprofesional y la regulación del teletrabajo, "un escándalo" pues la consulta a las organizaciones sindicales se produjo a posteriori.

En este escenario, augura que el debate de los presupuestos generales del estado traerá "letra más pequeña de muchas de estas consolidaciones de reformas que no se van a derogar", del "maquillaje" con el que se intentará trasladar un "aparente cambio" o incluso de "nuevas reformas" que exige Europa.

La CIG, incide Carril, estará "muy atenta" para "intensificar y aumentar el tipo de respuesta" en las calles. "O hay un avance en los próximos meses o es inevitable... tendrá que ser inevitable dar una respuesta", concluye.

"NO TENEMOS NINGUNA INCOHERENCIA"

La CIG aboga por que la pastera Ence se traslade de la ría de Pontevedra a otra ubicación pero no presenta objeción al hecho de que la planta de aluminio de Alcoa esté en el litoral de A Mariña de Lugo.

Al respecto, Paulo Carril rechaza que exista "ninguna incoherencia" en el planteamiento de la central y ve "muy forzada" la asociación de ideas de las dos empresas, pues no tienen "nada que ver".

El "único elemento común" entre ambas, en su opinión, "es el drama de que las empresas son las que marcan con total impunidad el futuro dramático" para los empleos. Eso, y que "fueron empresas públicas privatizadas", subraya.

"La defensa que la CIG hizo de que el complejo industria mar no se viera afectado por el artículo 18 de la ley de cambio climático está fuera de toda duda", llama la atención.

En este sentido, sostiene que "la compatibilidad de usos y de asentamiento de industria en la costa" la conocen "los gallegos mejor que nadie", pero reitera que los problemas de Ence y Alcoa "no son idénticos" y que la fábrica de celulosas no está donde debe estar, después de que la Audiencia Nacional anulase la prórroga a su concesión en los actuales terrenos.

En cuanto al anuncio de otro despido masivo, el de Vestas en Viveiro (Lugo), el propio Carril participa en la negociación de este expediente que espera poder revertir en lo que queda de mes.

La CIG está "en contra" de "la invasión eólica" porque "no está generando proyecto industrial", pero no se opone a las renovables, remarca, sino a su instalación "sin orden ni concierto" y a expensas de lo que "imponen las grandes empresas".

En relación con el debate energético, la central nacionalista y su recién reelegido secretario xeral reivindican una transición "justa" y lamentan que "aquí no está habiendo transición" sino "demolición".

Entre otras soluciones, reclama la ya "famosa" tarifa eléctrica gallega, para acabar con eso de que "en el país de las patatas se prohíbe plantar patatas pero obligan a comer patatas".

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