La pobreza en España se dispara y anota su peor dato desde 2007: seis millones de personas viven en exclusión severa

Imagen de la Cañada Real en Madrid
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Jorge Paris
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La pandemia ha golpeado con dureza a las personas que ya vivían en situación de pobreza en España, arrastrando a muchos otros a la misma condición por los devastadores efectos de la crisis. La pobreza severa es una realidad para el 11,4% de los hogares, y el número de personas en situación de exclusión social severa supera los seis millones, lo que supone la cifra más alta desde 2007. 

"Este proceso supone un vertiginoso incremento de la exclusión social más severa en un periodo de poco más de un año y medio", alerta el informe 'Sociedad expulsada y derecho a ingresos' elaborado por Cáritas y la Fundación FOESSA. En él, ofrecen una radiografía del "preocupante" impacto de la pandemia y alertan de la "profunda huella" de esta crisis, que deja importantes consecuencias en las condiciones de vida y niveles de integración social de las personas y familias. 

A través de una encuesta realizada a más de 7.000 hogares y obteniendo información de casi 18.000 personas de todas las comunidades, midieron los efectos sociales de aspectos como la evolución del mercado de trabajo en los hogares en situación más precaria. Los resultados muestran un aumento considerable de la pobreza y un "empeoramiento generalizado" de los niveles de integración para el conjunto de la población. Solo 4 de cada 10 hogares del país (el 42%), disfrutan de una situación en la que no sufren ningún rasco indicativo de exclusión; lo que supone un descenso de más de siete puntos respecto a 2018. 

En definitiva, según Thomas Ubrich, sociólogo y técnico del Equipo de Estudios de Caritas, los datos constatan que "se ha producido un deslizamiento de los diferentes estratos de la sociedad hacia situaciones de mayor precariedad y exclusión social, una fuga imparable hacia una sociedad más desigual donde el grupo que más crece es el de los más desfavorecidos".

Más de cinco millones en situación de pobreza severa

Si antes de la crisis de la covid-19, en 2018, la pobreza severa afectaba al 8,1% de los hogares, es ahora una realidad que viven el 11,4% de los hogares, más de 5,3 personas.

En este incremento ha influido notablemente el golpe que ha supuesto la pandemia para el empleo. Según destaca el informe, para el conjunto de hogares afectados por la exclusión en el empleo la pobreza severa se eleva hasta el 30,4%, triplicando el nivel de afectación del conjunto de la sociedad.

Hay que tener en cuenta también las condiciones laborales de aquellas personas que sí que cuentan con un trabajo. "La precariedad laboral está tan extendida y aceptada en nuestro país que contar con un empleo no asegura unas condiciones de vida dignas", resalta el informe. Y es que, en uno de cada cinco hogares en situación de pobreza severa (20,5%), la persona sustentadora principal está activa, "pero en inestabilidad laboral grave". Esto quiere decir que en el último año ha tenido más de tres contratos, ha trabajado en más de tres empresas o ha estado más de tres meses desempleada.

Esta precariedad, además, se extiende a otras dimensiones, como la vivienda, la energía el agua e Internet, ya que para el 14% de los hogares, los gastos de la vivienda suponen tal carga que, "una vez realizados, se quedan en situación de pobreza". 

Exclusión social

En 2021, en España hay 11 millones de personas que se encuentran en exclusión social, 2,5 millones más que en 2018. Además, hay casi dos millones más de personas en exclusión severa -esto es, que el ingreso del hogar sea inferior al 40% de la renta media del conjunto de hogares-, superando los seis millones por primera vez desde 2007. 

La pandemia ha incrementado todos los niveles de exclusión, pero ha tenido efectos "especialmente intensos" en el empleo y la vivienda. Tal y como señalan en el documento, la situación de desempleo es una de las "puertas de acceso" más comunes a la exclusión. Los datos lo evidencian: respecto a 2018 prácticamente se ha duplicado el número de hogares en los que la persona que trae los principales ingresos está desempleada desde hace un año o más (4,3%) o el de los hogares con todas las personas activas desempleadas (10,3%).

Conflicto social y brecha digital

La crisis ha alterado también las relaciones entre las personas dentro del hogar y con su entorno social más cercano. El informe detalla que la pandemia "está erosionando con fuerza" la calidad de estas relaciones, al duplicarse el número de estos cuyo clima de convivencia muestra "dificultades serias". De este modo, el conflicto social ha pasado de afectar a un 5% de los hogares en 2018 a casi un 10% en 2021. 

Otro "motor de exclusión y desigualdad" es la brecha digital; la incapacidad de acceder a una conexión suficiente, de tener un dispositivo conectado o poseer las habilidades para mantenerse en el entorno digital. "Supone una pérdida de oportunidades en ámbitos como el empleo, la educación, las ayudas públicas o las propias relaciones sociales", destaca el texto. Esta es una realidad que afecta a un 46% de los hogares en situación de exclusión -del 51% en exclusión severa- frente al 35% del conjunto de hogares.

Familias e inmigrantes : los más damnificados

Aunque inciden en que el aumento de la exclusión "se ha dado de forma generalizada", el estudio ha permitido hacer una identificación de los grupos y colectivos sobre los que la crisis ha tenido mayor impacto: las familias con niños a su cargo y la población inmigrante.

El riesgo de exclusión social de las familias con niños y adolescentes en su seno es del 27%, frente al 18% de las parejas sin hijos. Una incidencia que se dispara si se trata de una familia numerosa (47%) o de un hogar monoparental (49%), "especialmente cuando la persona sustentadora principal es una mujer".

Otro condicionante es el país de origen. "La pandemia ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante y ha convertido en crónica su obvia posición de desventaja", incide el informe, especificando que la situación de exclusión de este grupo es del 38%, del 65% si se tiene en cuenta la exclusión severa. 

Retos y soluciones para atajar la situación

La última parte del documento define una serie de medidas a implantar para reforzar el escudo social que proteja a las familias más vulnerables. Potenciar un mercado de trabajo con condiciones dignas, garantizar la vivienda, impulsar estrategias para erradicar la brecha digital, invertir en políticas orientadas a la familia y a la población de origen inmigrante son algunas de las que plantean. Inciden también en la importancia de integrar una perspectiva de salud mental en el sistema público y "consolidar" un sistema de garantía de rentas que proteja. 

"No podemos permitir que esta nueva crisis ahonde aún más la desvinculación de un porcentaje importante de la población y la expulse de la sociedad", concluyó Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española.

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