La propia Pilar Durá admite que salir de tapas cuesta cada vez más a los murcianos, sobre todo en fiestas. Sin embargo, en Cartagena gastamos una  media de 25 euros, si hacemos escala en El Barril, La Tartana, Los Soportales, La Dehesa de Santa María y El Columbus. Eso sí, probando platos típicos: morcilla de piñones con revueltos, revueltos con verduras y pescados en adobo o al vinagre.

La rivalidad entre Murcia y Cartagena llega a la cerveza. Los murcianos son más cerveceros y los que mejor empinan el codo apuntan a La Viuda, El Rhin, El Churra, Morota o El Alias, entre los grifos que mejor la tiran. Los cartageneros, por su parte, se atreven a probar marcas extranjeras, pero luego no repiten. Ambos las prefieren españolas, aunque el murciano, según Durá, se decanta por la Pielsen rubia, más fría de lo recomendable.

Si de vinos se trata, Paca Naranjo, presidenta de los hosteleros de Cartagena sugiere probar las bodegas de José María el de Los Churrascos, en El Algar; la de la Cocina de Alfonso, la de El Barrio de San Roque o la de La Braña. Pilar Durá recomienda el Pura Cepa, de la Plaza de San Juan.

En Cartagena se han puesto de moda los menús cerrados a 30 euros con un grifo de cerveza a lo self service. Entre los platos a degustar: chistorra a la sidra, morcilla de Burgos, tortilla de bacalao, merluza y chuletón de vaca.

En Murcia, la Plaza de las Flores o el Callejón de las Mulas, donde mejor se tapea.

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El vino, en Bullas y las cañas, en Mula

La revista Mi vino reconoció el año pasado al Partal de Bullas entre los 12 mejores caldos de España. Por si fuera poco, en el concurso Mundus Vini, de Berlín 2002, Las Reñas Selección, también de Bullas, ganó el premio al mejor vino europeo, entre los 2.200 participantes. Para degustarlos, vale la pena visitar al Museo del Vino de la localidad, donde por 15 euros se imparten catas comentadas. Eso sí, para beber una buena caña, lo mejor es acercarse a Mula, en el Salazar, la tiran que no veas.