La historia de amor entre la princesa Mako y Kei Komuro continúa, y parece que la pareja por fin podrá pasar por el altar, tras más de 3 años prometidos. La sobrina del emperador Nahurito y el joven plebeyo se conocieron mientras estudiaban en la universidad y anunciaron su compromiso en 2017, haciendo frente a una gran polémica. 

Tras una sonada rueda de prensa, salió a la luz que la madre de Komuro tenía disputas económicas y judiciales con su expareja y que le debía 4 millones de yenes (unos 30.000 euros). Un asunto que puso en peligro el enlace matrimonial por el rechazo que se produjo dentro de la propia familia de Mako a su prometido. 

El joven, estudiante de Derecho, se ofreció a pagar la cantidad para zanjar el tema y poder casarse en 2018, como habían organizado. Sin embargo, el torbellino mediático le obligó a mudarse a Nueva York a seguir sus estudios y la boda fue pospuesta. 

Aunque la familia imperial japonesa tenía esperanzas de que esta distancia rompiera la relación, Komuro ha vuelto a Japón y todo apunta a que la pareja pasará por el altar en los próximos meses. 

Con el regreso a casa, ha vuelto la polémica. El cambio de look con pelo largo y coleta con el que el joven prometido ha sido fotografiado en su llegada al aeropuerto ha despertado aún más criticas dentro férreo sistema imperial, muy arraigado aún a las tradiciones. 

A su vez, Mako ha continuado agitando el revuelo anunciando que renuncia a los 150 millones de yenes (1 millón de euros) que las mujeres de la familia imperial reciben al abandonar la institución después de casarse. La princesa, además, según manda la Ley de la Casa Imperial, quedará totalmente desvinculada y perderá su cargo y título por contraer matrimonio con un plebeyo.

El enlace, del que se sabrá la fecha muy pronto, parece que tampoco se celebrará siguiendo el ritual ancestral de la familia imperial que consiste de dos ceremonias, Nosai no Gi y Choken no Gi,  en la que las familias se intercambian regalos y conocen oficialmente al emperador y la emperatriz. 

Si se confirma todo esto, sería la primera mujer de la familia imperial en rechazar la ceremonia tradicional de boda y el dinero de compensación desde que acabara la Segunda Guerra Mundial. Una ofensa más a una familia que ha comunicado a regañadientes que acepta este matrimonio. 

El padre de Mako, el príncipe heredero Akishino, mostró su apoyo hace un par de meses con un mensaje para nada aprobador: "La Constitución mantiene que el matrimonio debe solo basarse en el mutuo consenso de ambos sexos. Si esto es lo que realmente ellos quieren, considero que es algo que debo respetar como padre".

La pareja tiene planeado empezar de cero en Nueva York tras el enlace, dónde Komuro tiene planeado finalizar sus exámenes de abogacía y comenzar a ejercer. 

Mientras, el gobierno japonés sigue planteándose si cambiar las estrictas reglas imperiales que obligan a las mujeres a abandonar la familia y además las impide acceder al trono. La línea de sucesión cada vez está más debilitada por la falta de hombres y la salida constante de las mujeres.

De momento, las autoridades aseguran que hay dos medidas en mente: permitir que las mujeres casadas con plebeyos vuelvan a la familia imperial o adoptar un varón con vínculos sanguíneos con el actual emperador, para asegurar la continuad de la casa imperial.