
La tradición. Pero no entendida como algo arcaico o inamovible. Todo lo contrario: que sea imposible comprenderla sin el movimiento, sin sonoridades que no atiendan a un espacio-tiempo inapelable. Eso es lo que hay que sacar en claro de un disco como Cantables II, segunda parte de un proyecto del dúo burgalés Fetén Fetén, formado por Jorge Arribas y Diego Galaz, que comenzó con el primer Cantables en 2016 y quienes en esta secuela se rodean de artistas de la talla de Bunbury, Rozalén, Ismael Serrano, La M.O.D.A. o Depedro para que pongan voz a canciones que parten de ritmos tan heterogéneos como un huapango, una ranchera o un fado.
"Hemos querido jugar a coger ritmos de diferentes lugares, artistas también de otras procedencias y crear, eso, un crisol de músicas, una mezcla", comenta Jorge sobre los orígenes del nuevo álbum. "Este proyecto nace de divertirse y de componer. Y cuando lo haces sin una idea preconcebida lo que surge es aquello que llevas dentro, tu propia banda sonora", apostilla Diego, "y coincide que la de Jorge y la mía tienen mucho que ver con la tradición, porque hemos tocado muchos años con La Musgaña [un grupo de folk centrado principalmente en la tradición instrumental de Castilla y León]".
Pero no se han quedado ahí. Descubriendo melodías y tocando instrumentos de todas partes del mundo han dado con la tecla: "Es imposible entender la tradición sin la ruptura de fronteras". "La música tradicional española, en un porcentaje altísimo, tiene influencia musulmana; también sudamericana, de ida y vuelta; y gracias al Camino de Santiago llegaron instrumentos como la zanfona o el acordeón, que trajeron los italianos y cambió la forma de bailar", introduce su argumento Diego, añadiendo que el cajón flamenco, por ejemplo, viene de los esclavos africanos en Perú.
"Si tú empiezas a investigar, dentro de las fronteras –las actuales por lo menos- no tiene ningún sentido el fundamentalismo patriótico a través de la cultura musical. Cada lugar tiene su idiosincrasia pero la música popular tanto diferencia como une y la única forma de entenderla es a través de los barcos, de los trenes y de los caminos. La música de España se comprende porque ha atravesado todas las fronteras", continúa, no sin antes dejar claro que "es complicado cómo los términos de popular y folclórico se confunden; y, en España, más", porque aunque "Michael Jackson es popular, la música folk americana no tiene nada que ver con el folclore de jotas de aquí"
"Nosotros no defendemos el purismo, pero sí las raíces"
Todo ello da pie a que Jorge matice que, obviamente, a su trabajo le favorece "la permeabilidad de poder beber de todas las fuentes y ser abiertos". Como si la sanción celestial por la Torre de Babel, musicalmente hablando, fuera incluso lenitiva, una bendición. "Los castigos divinos siempre son exagerados. Pero lo babélico siempre tiene algo positivo, que lo hace más interesante. No sé si este disco es babélico, pero sí ecléctico y con muchos puntos donde todo converge", explica Diego.
A pesar de que, por ejemplo, en el tema con Guitarricadelafuente partan de una base de ajechao salmantino pero utilicen desde una flauta búlgara a un pandero de Peñaparda o ritmos norteafricanos, ello no es óbice para que haya ciertos ingredientes que sí son necesarios tocar. Diego opina que purismo y tradición sí son antónimos, pero "con grises": "No defendemos el purismo, pero sí las raíces".
Jorge sintetiza: ¿atarse a un género o hacerlo suyo? "Integrarlo de corazón, a veces incluso bailarlo o ver cómo es el baile tradicional asociado, escuchar a otros músicos del lugar y, solo entonces, hacer tuyos esos instrumentos, sus ritmos, sus pulsos".
Y luego, contactar con los artistas que las cantarán. Es decir, "la parte más dura" que, como explica Jorge, "ha sido cuadrar las agendas estos dos años". "Toda la logística, cuadrar las agendas, la parte de producción... Pero la otra parte es una gozada, porque estar componiendo un tema pensando que lo va a cantar Coque Malla… Con artistas tan grandes, es trabajo, pero menos", añade.

La letra, normalmente, está escrita por Sebastián Schon ("el tercer Fetén, la tercera pata de este proyecto y con quien coproducimos"); la voz la aportan amistades de escenarios. "Es una forma de conectarnos desde la generosidad de todos los artistas. Quienes han estado en el proyecto han grabado de mil amores, se han fetenizado, como nos dicen, y nos dan las gracias porque les gusta jugar con nosotros y estar ahí, en la creación, juntos", agrega Diego.
Así han podido pasar de una Jota del Wasabi (tocada con El Kanka en sus conciertos) a Borranchera, canción que nació de una comida con Fito Cabrales en la que este se inventó la palabra. "No es un disco hecho con una estrategia, simplemente es el juego de ir componiendo o el juego de que alguien te diga que quiere estar en tu disco. Pero conceptualmente no hay planteamiento, ni estrategia. Vamos más por libre, la parte buena. la mala: que crecemos menos y económicamente es más difícil", afirman al alimón.
Lo crematístico, antes, fue más complicado. El primer Cantables lo sacaron con Sony Music, mientras que el segundo con Madame Vodevil. Su álbumes anteriores, mediante crowdfunding, una práctica que ya no utilizan "por honestidad" y porque consideran que los micromecenazgos "se han pervertido un poco".
"Los castigos divinos siempre son exagerados, pero lo babélico siempre tiene algo positivo"
"Nosotros fuimos, en nuestro primer disco, de los primeros crowdfunding que se hicieron en España. Algo mágico. Alguien hace un acto de fe de comprarte el álbum antes de escucharlo porque confía en nosotros. Pero al final se ha llenado de tantos que la gente no da abasto. Si te llegan diez propuestas al día, ¿cómo vas a donar a todas? Y también la gente ha desconfiado. Si hubiera habido un poco más de orden y menos intrusismo de quien no lo necesitaba", sostiene Diego, "seguiría siendo algo maravilloso".
Pero los fans del grupo -o aquellos a quienes este nuevo disco fetenice- no deben temer, porque "por bolsa de canciones y artistas se podría hacer otro Cantables". "Siempre decimos que no es solo una cuestión de que nosotros lo hagamos bien o mal, sino de que la música que conecta con la tradición es atractiva. Y sobre todo para artistas tan profundos. Mira Rozalén, que se ha criado cantando jotas de su tierra. Pero ahora mismo es como cuando te acabas de comer una tarta de chocolate: no vuelves a pensar en un postre durante un tiempo", rematan.
No sin antes, eso sí, de comentar quiénes les gustaría que aparecieran en el próximo disco de esta recién estrenada costumbre musical en España. Añaden que les pareció un sueño tocar en directo con Vetusta Morla en el Sonorama ("No solo por la grandeza del grupo, sino porque musicalmente es que son muy buenos"), pero mirando a un futuro hipotético, Jorge se queda con la portuguesa Mariza o la francesa Zaz, mientras Diego se queda con Radiohead o con "uno de los últimos grandes artistas, Bruno Mars". El tiempo dirá, como en las buenas tradiciones.

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