10 terceras partes que no hacían ninguna falta

Échale un vistazo a nuestro informe, y verás que las terceras partes se han ganado a pulso su mala reputación.
10 terceras partes que no hacían ninguna falta
10 terceras partes que no hacían ninguna falta
10 terceras partes que no hacían ninguna falta

El director Joe Carnahan está seguro de que Dos policías rebeldes 3 será mejor que las anteriores...  ¿Sería la primera vez que una trecuela absolutamente innecesaria llega a las carteleras? La respuesta es  negativa. Échale un vistazo a nuestro informe, y verás que las terceras partes se han ganado a pulso su mala reputación.

Jaws 3D: El gran tiburón (1983)

La película: El sheriff Brody (Roy Scheider) ha desaparecido de Amity Island, pero sus hijos, con Dennis Quaid a la cabeza, ya son lo bastante talluditos como para luchar contra ¿lo adivinas? Exacto: un tiburón gigante. Y en 3D.

¿Por qué no hacía falta? En esta conclusión, rodada cuando el formato tridimensional era carne de cine de barrio, Steven Spielberg ni está, ni se le espera. De hecho, Jaws 3D comenzó su andadura como una parodia, titulada Jaws 3, People 0 ("Tiburòn 3, humanos 0") que habría corrido a cargo de Joe Dante (Gremlins). La cosa pintaba muy bien, con Spielberg dispuesto a hacer incluso un cameo, pero los productores David Brown y Richard Zanuck optaron por tomarse la cosa en serio. El resultado: una autoparodia involuntaria, desde los exagerados créditos hasta el (aún más exagerado) final. Pero lo peor (es decir Tiburón: La venganza -1987-) aún estaba por llegar.

Superman III (1983)

La película: En ausencia de Lex Luthor y de la señorita Teschmacher, el multimillonario Robert Vaughn y su esbirro informático Richard Pryor ejercen como nuevas Némesis del Hombre de Acero, a quien pretenden fastidiar usando un ordenador muy malo.

¿Por qué no hacía falta? Básicamente, según el protagonista Christopher Reeve, porque Richard Lester era un director de comedia más que de acción: una vez reclutado Richard Pryor, el cineasta y el futuro coprotagonista de No me chilles que no te veo se llevaron a las mil maravillas,  llevándose de por medio la fidelidad al cómic original. Por otra parte, el reparto estaba de morros con los productores tras el despido de Richard Donner (director de la primera entrega, y de buena parte de la segunda), así que, de grado o por fuerza, tanto Gene Hackman (ausente) como Margo Kidder (cuya Lois Lane se lleva sólo un cameo) sufrieron las consecuencias. Claro que Superman IV: En busca de la paz (1987) fue aún peor, pero ¿alguien se acuerda de ella?

El Padrino III (1990)

La película: Tras dos filmes perpetrando maldades al por mayor, el veterano mafioso Michael Corleone (Al Pacino) decide ponerse a buenas con Dios y los hombres. ¿Su estrategia? Meter mano en las finanzas del Vaticano.

¿Por qué no hacía falta? Para empezar, porque el guión de Mario Puzo (agobiado por las cuentas del casino) no hizo ninguna justicia a las dos entregas anteriores: véase a ese Pacino convertido en amable jubileta tras sus satánicos extremos de crueldad. Para seguir, porque a Francis Ford Coppola le falló, y mucho, el reparto: en lugar de Winona Ryder y Nicolas Cage, se tuvo que conformar con Andy García y su hijísima Sofia Coppola, cuyo exceso de nariz y falta de talento dramático fue la comidilla de los críticos. Y, para terminar, porque eso de ensuciar la reputación de la famiglia, y de una de las sagas más influyentes y hermosas de la historia del cine (y una de las primeras que pusieron un número detrás del título) está muy feo.

Alien 3 (1992)

La película: Al final de Aliens, el regreso, la teniente Ripley se las veía muy felices con un maromo marine, una hija adoptiva y los xenomorfos barridos del mapa. Una serie de catastróficas desdichas la llevarán a un siniestro planeta-prisión, donde volverá a encontrarse con un viejo amigo.

¿Por qué no hacía falta? Pese a nuestro respeto casi religioso por David Fincher (aquí, director) y Sigourney 'Aléjate de ella, puerca' Weaver, confesemos que la saga Aliens podría haber concluído perfectamente con su segunda entrega, y que el cúmulo de macguffins usados para motivar su tercera parte olía a excusa. Algo debido, tal vez, a la aglomeración de directores (David Cronenberg) y de guionistas (William Gibson) abordados por el estudio durante su preparación. Si en el espacio nadie puede oír tus gritos, en Hollywood las cuentas de resultados suenan a música celestial.

Scream 3 (2000)

La película: ¿Que 'Cara de Fantasma' vuelve a acosar a Neve Campbell? No me digas... ¿Y que los nuevos asesinatos coinciden con el rodaje de Puñalada 3, una nueva película basada en los crímenes de Woodsboro? Hay que ver, menudas sorpresas nos da Wes Craven.

¿Por qué no hacía falta? Porque la saga Scream nunca ha necesitado de explicaciones: sólo de esos guiños que resumen el estado del terror moderno en el año de su estreno. Sin embargo, debido tal vez a la ausencia del guionista Kevin Williamson, aquí tuvimos explicaciones y revelaciones a granel, que abarcaban hasta la primera entrega. Con tanta maternidad no asumida, tantos sucios secretos familiares y tanta mandanga, es normal que Scream 4 y su vuelta al cachondeo nos sentasen (a algunos) como el reencuentro con un viejo amigo.

Terminator 3: la rebelión de las máquinas (2003)

La película: Tras todos los sufrimientos de Terminator 2 (1992), resulta que el Juicio Final va a llegar de todas formas, y John Connor (aquí, Nick Stahl) tiene que enfrentarse a él. En esta ocasión no contará con su mamá, pero sí con un viejo amigo cyborg con la cara de Arnold Schwarzenegger.

¿Por qué no hacía falta? Estamos de acuerdo en que los Terminators son máquinas, y como tales no envejecen. Algo que podría desmentirse con el geriátrico aspecto lucido aquí por un 'Arnie' en plena decadencia. Convertido ya en el 'rey del mundo' (Titanic), preparando Avatar y privado de los derechos de su creación, que aún hoy siguen pasando de mano en mano, James Cameron no quiso tener nada que ver con esta trecuela, y sólo dio un consejo a su amigo Schwarzenegger: "No la aceptes por menos de 30 millones de dólares [24 millones de euros, ajustados]". ¿Adivinas qué cantidad se embolsó el 'Governator' por fichar para esta película?

Blade: Trinity (2004)

La película: El cazavampiros más negro y más chulo (Wesley Snipes) se enfrenta a la que podría ser la horma de su zapato: nada menos que Drácula.

¿Por qué no hacía falta? Christopher Lee, Bela Lugosi, Gary Oldman... Todos estos actores han dotado al rey de los vampiros de majestad y poderío en la pantalla. Así pues, cuando vimos a Snipes poniéndole las peras al cuarto a un desnortado Dominic Purcell (el Drácula más soso jamás visto en cines), concluímos que no había razón para amargarnos el recuerdo de una primera entrega que valía la pena (por lo destrozona) y una secuela beneficiada por Guillermo Del Toro y sus amiguetes Santiago Segura y Ron Perlman.

X-Men: La decisión final (2006)

La película: Por si luchar contra la intolerancia de los homo sapiens y contra Magneto y su Hermandad de Mutantes fuese poco, ahora los discípulos de Charles Xavier (Patrick Stewart) deben luchar contra Fénix, la personalidad superpoderosa de Jean Grey.

¿Por qué no hacía falta? Visto el buen resultado artístico de X-Men: Primera generación, está claro que una buena peli de mutis, o se hace bajo los auspicios de Bryan Singer o no se hace. Por desgracia para nosotros, se hizo, con el fardón de Brett Ratner a la cabeza, y el resultado fue un filme considerado una herejía por los fans del cómic original, y un bodrio, sin más, por muchos de los profanos. Para colmo, el director de Primera generación, Matthew Vaughn, pudo haber sido el encargado de llevarlo a la pantalla: qué pena.

Spiderman 3 (2007)

La película: Última entrega de las aventuras de Tobey Maguire como Peter Parker, el neoyorquino más trepamuros, enfrentado esta vez a tres enemigos muy peligrosos: Veneno, el Hombre de Arena y James Franco.

¿Por qué no hacía falta? Sobre el papel, a la saga Spiderman sí le hacía falta una tercera entrega, para atar cabos argumentales y porque las trilogías están de moda. Lo que desde luego no necesitaba era una tercera entrega como esta. Pasaremos por alto su tinte lacrimógeno, ese guión atropellado y lo gratuito de sus combates finales para fijarnos, sobre todo, en ese Maguire corrupto, cuyo nivel de maldad se mide por la longitud y posición de su flequillo.

Shrek Tercero (2007)

La película: Como ni a él ni a su esposa Fiona les apetece gobernar el reino de Muy Muy Lejano, ese ogro que se parece tanto a Mike Myers parte a la busca de un heredero, un chaval llamado Arturo.

¿Por qué no hacía falta? Para explicarle a un alienígena la diferencia entre Pixar y Dreamworks, sólo haría falta proyectarle primero esta película, y acto seguido Toy Story 3. Mientras que las propuestas más arriesgadas de la casa del flexo se nos metieron a todos en el bolsillo, las mayores virtudes de la casa de Spielberg, Katzenberg y Geffen (accesibilidad, falta de pretensiones, apego al cartoon de toda la vida) fueron el talón de Aquiles de una película que, sencillamente, no hacía reír. Menos mal que Shrek: felices para siempre le puso un final feliz (o así) al cuento.

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