Según el Consell, los inspectores constataron cómo no se respetaba la obligatoriedad del uso de la mascarilla, no se guardaban las distancias y se permitía fumar y bailar.

Una vez se infiltraron los inspectores, éstos dieron aviso a la Policía Local y a la Dirección General de Emergencias y, para sorpresa de los propios inspectores, pocos minutos antes de que los agentes llegaran, el local cambió el tipo de música, se prohibió el baile y se comenzaron a repartir mascarillas.

Con este local, son ya cuatro los establecimientos denunciados por el servicio de inspección turística del Consell. La institución ha señalado que el incumplimiento de las normas no sólo pone en riesgo la salud de clientes y trabajadores, sino que es una "clara competencia desleal" hacia los negocios que se esfuerzan en cumplir las normas.