Un 28% de los muertos en la 'quinta ola' son residentes, más que en la tercera ola pero menos que en la segunda

Un total de 93 de las 332 personas fallecidas con COVID-19 confirmado durante la quinta ola en Castilla y León -decesos notificados desde el 1 de julio hasta este 10 de septiembre- eran usuarios de residencias, lo que supone un porcentaje del 28 por ciento, ligeramente por encima de la tercera ola (24 por ciento) y claramente menor que en la segunda ola (45 por ciento) o en los primeros meses de pandemia (53 por ciento en marzo, abril y mayo de 2020).
Un 28% de los muertos en la 'quinta ola' son residentes, más que en la tercera ola pero menos que en la segunda
Un 28% de los muertos en la 'quinta ola' son residentes, más que en la tercera ola pero menos que en la segunda
Francisco Sanz
Un 28% de los muertos en la 'quinta ola' son residentes, más que en la tercera ola pero menos que en la segunda

Así se observa en los datos de fallecimientos con COVID-19 confirmado notificados durante este tiempo por la Junta de Castilla y León, recogidos por Europa Press.

En los últimos 70 días, desde que aproximadamente comenzó el repunte de casos por la denominada 'quinta ola' a últimos de junio o primeros de julio, la Consejería de Sanidad ha notificado 332 fallecimientos de personas con coronavirus. De ellos, 93 han sido usuarios de las residencias de mayores y centros de atención a personas discapacitadas.

Ello implica que un 28 por ciento de las muertes han correspondido a este grupo de personas, que fue el que más sufrió la pandemia durante los primeros meses de la misma y también el primero que fue inmunizado a comienzos de 2021 con la vacuna contra el SARS-CoV-2.

De hecho, desde el mes de agosto se han vuelto a producir fallecimientos de personas con COVID-19 en las propias residencias, algo que no ocurría desde marzo de este año. La cifra, por ahora, es reducida con un total de 14 que suponen el 15 por ciento de los residentes que han perdido la vida entre julio, agosto y los primeros diez días de septiembre.

Para comparar estos datos con los de momentos anteriores de la pandemia se han tomado periodos de unos 70 días de la tercera ola (del 1 de enero al 13 de marzo, ya que comenzó a primeros de enero) y de la segunda (del 1 de octubre de 2020 al 11 de diciembre, si bien en este caso el repunte de contagios fue más paulatino y arrancó a primeros de septiembre).

Si se compara el volumen total de fallecidos con COVID-19, las cifras de esta 'quinta ola' -93 residentes fallecidos- siguen siendo muy reducidas comparadas a las anteriores y muestran un descenso constante -336 usuarios muertos en la tercera ola, 860 en la segunda y 1.262 solo entre marzo y abril de 2020-.

En cuanto a los porcentajes, sí que se observa un incremento en esta 'quinta ola'.

En los primeros meses de la pandemia, la mayor parte de los fallecidos con COVID-19 confirmado -sin contar los muchos casos de muertes con sintomatología compatible- eran usuarios de residencias, entre un 53 y un 54 por ciento del total. Por ejemplo, entre marzo y abril de 2020 fallecieron 2.370 personas con COVID confirmado en la comunidad, de las cuales 1.262 eran residentes.

Esos porcentajes no se han vuelto a dar, ya que comenzaron a reducirse en el verano del año pasado y ya en la mencionada segunda ola, cuando la mortalidad volvió a aumentar considerablemente, el 'peso' de los residentes sobre el total de fallecidos había bajado del 50 por ciento.

Así, entre el 1 de octubre y el 11 de diciembre fallecieron en Castilla y León 1.891 personas, de las cuales 860 eran residentes, un 45,5 por ciento.

Ya entre el 1 de enero de 2021 y el 13 de marzo, con el avance de la campaña de vacunación, el porcentaje se redujo al 24,1 por ciento, con 336 usuarios fallecidos de un total de 1.392 finados.

Al llegar la 'quinta ola', que ha tenido hasta finales de agosto una incidencia claramente más acusada entre los jóvenes que entre los mayores, las cifras de fallecidos han sido inferiores, pero se ha visto un incremento mayor entre los usuarios de las residencias que en el conjunto de la población, aunque con un punto de partida mucho más bajo -junio fue el primer mes de toda la pandemia sin residentes fallecidos en Castilla y León-.

La cifra total de fallecidos pasó de 66 en el mes de julio a 218 en agosto, mientras que los residentes que perdieron la vida con COVID-19 pasaron de siete en julio a 62 en agosto.

Con ello, en esta quinta ola el 28 por ciento de las personas fallecidas en Castilla y León con el virus diagnosticado han sido usuarios de residencias. Incluso en los diez primeros días de septiembre ese porcentaje ha vuelto a situarse en el 50 por ciento, algo que no ocurría desde mayo de 2020, ya que de 48 muertes en toda la comunidad, 24 han correspondido a residentes.

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