El país de las coaliciones: ¿por qué Alemania es una referencia sobre pactos de Gobierno?

  • Desde 1953, con Adenauer, no gobierna en Alemania un partido en solitario a nivel federal.
  • Las elecciones de 2021 dibujarán un panorama que conducirá hacia un tripartito, dejando atrás la gran coalición.
  • Falta por saber si esa fórmula de Gobierno estará encabezada por la CDU o por el SPD.
El ministro de Economía Olaf Scholz (i), la canciller Angela Merkel (centro) y el ministro de Interior Horst Seehofer (d).
El ministro de Economía Olaf Scholz (i), la canciller Angela Merkel (centro) y el ministro de Interior Horst Seehofer (d).
efe/OMER MESSINGER
El ministro de Economía Olaf Scholz (i), la canciller Angela Merkel (centro) y el ministro de Interior Horst Seehofer (d).

Alemania es un ejemplo de país que vive, sobrevive o avanza en coalición. Desde 1953, cuando Konrad Adenauer ganó con mayoría absoluta, no gobierna allí un partido en solitario y ha repetido la llamada gran coalición (con las dos principales fuerzas políticas) en numerosas ocasiones. Son una de las cunas del consenso en Europa y tras el 26-S el escenario no solo se va a repetir, sino que se va a volver incluso más complejo: habrá un Ejecutivo a tres bandas casi con toda seguridad. La CDU y el SPD se disputan la victoria, pero entre ambos no alcanzar el 50%, por lo que la gran coalición parece irrepetible. Ahí entran en juego otros partidos como los Verdes o los liberales del FDP. ¿Cómo ha funcionado y funciona la cultura de la coalición en Alemania?

La respuesta es corta y concisa: bien. Funciona sin sobresaltos entre la ciudadanía, porque los alemanes lo ven como una cuestión de responsabilidad. También ayuda que los partidos, salvo Die Linke a la izquierda y AfD a la derecha, tienen posiciones bastante transversales. Son conscientes de que la verdadera disputa está en el voto "de centro". Ahí compiten desde el centro derecha de la CDU hasta el centro izquierda del SPD, pasando por los liberales de FDP o los Verdes. Estos últimos tendrán en 2021 la llave de la gobernabilidad.

De la gran coalición al tripartito

Parece que la era de la gran coalición terminará al mismo tiempo que se acaba la era Merkel. La eterna canciller ha gobernado en cuatro legislaturas, y en tres de ellas lo hizo con el SPD. Solo entre 2009 y 2013 eligió al FDP como socio de Ejecutivo. Ahora eso ha cambiado porque los dos grandes partidos van a menos en las encuestas y lo más probable es que no lleguen al 50% de los votos entre los dos (ya en 2017 se quedaron en el 53%). Eso sí, si las negociaciones se estancan después del 26-S, la GoKo, como se le conoce en alemán, podrá volver a ser una posibilidad.

Pero el escenario más probable es el del tripartito, gane quien gane. Aquí entran en juego ya calificaciones para las coaliciones a tres que van desde la que suena más probable, la coalición semáforo, formada por el SPD, los Verdes y los liberales, pasando por la coalición Jamaica, que estaría integrada por la CDU, los Verdes y el FDP. Otra posibilidad sería la llamada coalición Kenia que, en este caso, estaría formada por la CDU, el SPD (independientemente del orden) y los Verdes. Esta, de hecho, integraría a las tres fuerzas más votadas.

Lucha por el voto 'merkeliano'

El partido el 26 de septiembre se juega en el centro y aunque no se sabe todavía quién podría liderar el nuevo Gobierno, si el socialdemócrata Olaf Scholz, ahora con ventaja, o el democristiano Armin Laschet, que se ha desinflado en los sondeos pero sigue con opciones. Al fin y al cabo la clave estará en el voto merkeliano. Se votará en clave de un cambio de era ya sin Angela Merkel en el poder. Fue ella quien abarcó "la mayoría" durante estos años, pero ahora sus electores tradicionales tendrán que decidir entre dos.

Scholz juega con la baza de haber sido hasta ahora el número dos del Ejecutivo. Desde su posición de vicecanciller y de ministro de Finanzas, el candidato del SPD sabe que muchos 'merkelianos' le verán a él como la continuidad de la era Merkel. Con Laschet hay más dudas: es del ala moderada de la CDU y por lo tanto sería bastante continuista respecto al pasado más reciente, pero todavía no ha mostrado suficiente carisma como para igualarle con una canciller que ha tenido siempre niveles muy altos de aprobación.

Sin descartar una coalición de izquierdas

¿Y una coalición de izquierdas? La posibilidad de una suma entre SPD, Verdes y Die Linke está ahí, pero es menos probable que otras. Aún así, no se trata tanto de una cuestión numérica como de filias y fobias. Aunque Olaf Scholz no se ha cerrado del todo a esa suma son los Verdes los que tienen más reticencias para incorporar a la izquierda radical a una potencial coalición de Gobierno. Además, una parte de la sociedad alemana todavía mira con recelo a un partido poscomunista que es el heredero precisamente de la izquierda de la antigua RDA. Hay encaje, pero no será ni mucho menos sencillo.

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