Más calle, más agenda social, nuevas caras y menos Cataluña: Sánchez busca la remontada en el nuevo curso político

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia en la Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia en la Moncloa.
EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia en la Moncloa.

El curso pasado no terminó de la mejor manera posible para el presidente del Gobierno: la polémica en torno a los indultos, el descalabro socialista en las elecciones de Madrid, el ascenso del PP en las encuestas... Así que, en julio, el presidente acometió una amplia crisis en el Ejecutivo y, superado lo peor de la pandemia, se rodeó de un nuevo equipo para afrontar la segunda parte de la legislatura y preparar el próximo ciclo electoral. Ahora, a la vuelta del verano y a punto de comenzar la actividad parlamentaria, la nueva estrategia de la Moncloa comienza a dejarse ver en los discursos y actos de Sánchez. Estas son algunas claves:

Más calle

En las últimas dos semanas se ha visto a Sánchez en una zona afectada por los incendios en Ávila, en un centro de mayores en Navalmoral de la Mata (Cáceres), en la madrileña base de Torrejón –donde visitó junto al rey el dispositivo puesto en marcha para atender a los evacuados desde Afganistán–, y en un centro de vacunación en Guadalajara. Son sólo algunos ejemplos en los que se vislumbra el deseo de la Moncloa de que el Gobierno pise más la calle para transmitir "cercanía", como el propio presidente reconoció en julio, cuando renovó su Ejecutivo. Sin embargo, Sánchez ha evitado responder a los periodistas en esas visitas y, para enfado del PP, también ha rechazado comparecer en el Congreso, donde sigue pendiente de convocarse el debate sobre el estado de la nación.

Más agenda social

El leitmotiv del líder del Ejecutivo en el arranque del nuevo curso es la "recuperación justa", esto es, que la evolución positiva de los datos macroeconómicos se note en la calle y, especialmente, en el bolsillo de las clases obreras y trabajadoras, donde la coalición de Gobierno se juega buena parte de sus apoyos. Como primer paso, y tras ocho meses de congelación –lo que generó importantes tensiones con Yolanda Díaz–, Sánchez ha decidido ahora desbloquear la subida del salario mínimo interprofesional, y el Gobierno promete aprobar la ley de vivienda –aunque aún no hay acuerdo con UP para regular los alquileres– y dar más pasos en la derogación de la reforma laboral del PP antes de fin de año. El imparable encarecimiento de la luz, no obstante, ha complicado el plan del Ejecutivo y también ha tensionado las relaciones entre PSOE y UP.

Caras nuevas

En julio, Sánchez incluyó siete nuevas figuras en su Gobierno –Bolaños (Presidencia), Albares (Exteriores), Llop (Justicia), Sánchez (Transportes), Alegría (Educación), Morant (Ciencia) y Rodríguez (titular de Política Territorial y portavoz del nuevo gabinete)– y esta semana ha decidido continuar esa revolución cambiando a los portavoces socialistas en Congreso y Senado: en la Cámara baja, el canario Héctor Gómez sustituye a la asturiana Adriana Lastra, mientras que en la alta será la catalana Eva Granados quien ocupe el puesto de Ander Gil. Estos cambios no serán los últimos, ni mucho menos: los socialistas están metidos de lleno en la preparación de su congreso de octubre, del que saldrá una nueva Ejecutiva que reemplace a la actual –que tiene más de 40 nombres, de los que apenas una decena son conocidos y cuyo portavoz, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, apenas llegó a ejercer como tal–.

Menos Cataluña

El Gobierno quiere alejar todo lo posible el foco de la cuestión catalana y de la negociación con los independentistas. La Moncloa, por ejemplo, lleva días dando largas a la pregunta de si el presidente Sánchez se sentará en la llamada mesa de diálogo, donde se sientan el Govern y el Ejecutivo central. Además, la portavoz, Isabel Rodríguez, respondió el martes al president Aragonès advirtiéndole de que hablar de fechas para la independencia "no es el camino" porque "ninguna Constitución reconoce la desintegración de los territorios", y se ha pospuesto sin fecha la prometida reforma de los delitos de rebelión y sedición: por ahora se sabe que no se aprobará en lo que resta de año, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, dejó claro esta semana que no es una "cuestión prioritaria" y que "se irá viendo" en el futuro.

No obstante, todo apunta a que la gestión del asunto catalán será un delicado juego de equilibrios para para Sánchez: el Govern sigue presionándole para que acuda a la mesa y asuma la negociación en primera persona, será complicado que salga un acuerdo de ese foro por lo distantes que son las posiciones de partida... y el Gobierno necesita los votos de ERC para aprobar los presupuestos del año que viene.

Optimismo y pedagogía

En este arranque de curso, y más allá de intentar marcar la agenda con los temas que le son propicios, el Gobierno también busca su espacio con un nuevo tono en los discursos. Se mantiene el habitual optimismo de Sánchez, pero el estilo es más conciso y pedagógico. En la conferencia 'España puede', que pronunció esta semana y que tuvo un formato muy similar a la del año pasado, el discurso del presidente pasó de más de 50 minutos a poco más de 33. Puede parecer una anécdota, pero no pasó desapercibido entre los periodistas habituales y, desde luego, no fue casual. En la Moncloa también quieren hacer pedagogía con los temas complejos, como por ejemplo la factura de la luz: el Gobierno lleva días transmitiendo la idea de que los precios récord del mercado mayorista –que han tenido mucho seguimiento mediático– no se trasladan directamente al recibo que pagan las familias. Está por ver si la receta funciona y logra dar la vuelta a las encuestas, donde el PSOE arranca el curso por detrás del PP.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento