Netflix organizó un falso casting y utilizó tecnología puntera para saber si los concursantes mentían en sus 'realities'

Najwa Nimri, en una imagen promocional de 'Insiders'.
Najwa Nimri, en una imagen promocional de 'Insiders'.
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Najwa Nimri, en una imagen promocional de 'Insiders'.

La plataforma Netflix ha presentado durante el FesTVal de Vitoria los que serán sus nuevos realities, de próximo estreno, dos formatos grabados en España, que se emitirán en la plataforma y que podrán ser vistos en todo el mundo.

Álvaro Díaz, director de Entretenimiento de Netflix España explica que se ha hecho una "apuesta por el entretenimiento o no ficción" en la plataforma y ha desvelado detalles de los nuevos contenidos de ese género.

En el primero de los realities presentados, Insiders, la premisa la plantea su presentadora, la actriz Najwa Nimri: "Los concursantes de realities de hoy en día se las saben todas". Así que, el reto, según explica Álvaro Díaz, era "recuperar la esencia de los realities". "Se ha hablado mucho de las primeras ediciones, de la naturalidad y esta era la forma de volver".

Para ello han hecho creer a los concursantes que participan en la fase final de un casting para un reality, pero en realidad ya estaban dentro y estaban siendo grabados 24 horas al día.

Son 12 concursantes que se presentaron a un casting para un programa del que no sabían nada, bajo "la promesa de un programa al que se presentaron, que nunca va a llegar y que al final sabrán la verdad". Ya se han grabado varias ediciones con esta misma premisa, para aprovechar el elemento sorpresa en varias tandas de concursantes. 

¿Se comportan igual que cuando saben que les graban? Es la pregunta a la que se quiere responder.

"La gente ha crecido con los realities, puede pensar qué se espera de ellos. Por eso para el casting se contó lo mínimo y aún así la recepción fue brutal. Elegimos a 12 concursantes y les llevamos a una fase final de casting, que tenía lugar en las instalaciones donde teóricamente luego iba a ser el programa y les llevamos allí, a un sitio que daba la sensación de estar montándose", revela sobre la mecánica Díaz.

Los concursantes interaccionaban con los productores, con los directores, con los operadores de cámara… como si de un programa cualquiera se tratara y durante una parte del día había una zona donde sí sabían que se les grababa y después, acabada la supuesta jornada de casting, había una zona y unas horas en las que no sabían que les estaban grabando.

“El resultado es oro”, avanza el directivo de Netflix, que destaca que "hacía mucho tiempo que no se hacía un casting masivo de anónimos y además es bonito que no saben dónde se están metiendo. Hay personalidades muy distintas", hace ver. 

Para mantener el engaño y lograr la máxima naturalidad incluso se prescindió de los micros de colgante que suelen usarse en estos formatos. “Los micrófonos nos condicionan mucho. En la zona donde se les grababa llevaban micro, pero luego se les quitaba y ahí pensaban que lo que decían no se oiría”, cuenta Díaz, pero la realidad es que había 250 micros escondidos por el techo que permitían oírlo todo. “Los cambios de comportamiento eran brutales”, avanza.

En este formato en un momento dado se les desvela a los concursantes la verdad: ese programa al que aspiraban no va a llegar porque ya han estado dentro y se les enfrenta a sus propias imágenes y con sus contradicciones.

El papel de Najwa Nimri en todo esto aún no se ha desvelado, pero sí que ella es "la primer insiders, la que controla todo, la que nos hace partícipe del plan, la que va un paso por delante de los concursantes", según explica Díaz.

El otro reality presentado es Amor con fianza, un programa de citas y parejas en el que Mónica Naranjo ejerce como conductora y presentadora.

La base es ya conocida: parejas que van a convivir a una villa de lujo para poner a prueba su amor. Pero a partir de ahí hay "ingredientes novedosos y divertidos", explica Díaz.

En Amor con fianza hay seis parejas y un premio de hasta 100.000 euros. El elemento de tensión está en que muchas de las cosas que puedan hacer les penalizan y les descuentan dinero del premio final. Por ejemplo, mentir.

Los miembros de cada pareja se someterán a un interrogatorio con un detector de mentiras de alta tecnología que es capaz de detectar el movimiento de los ojos y sus alteraciones, deduciendo si han mentido o no. Si mienten, el premio baja automáticamente. "Algunos concursantes dudaron si seguir al saber que se enfrentarían a ese reto", explica Álvaro Díaz.

Así, las parejas ven las respuestas e imágenes de su convivencia y "cosas que no son lo que parecen" y las reacciones, en vista del adelanto mostrado a la prensa durante el FesTVal, son tremendamente emocionales, inesperadas e hilarantes.

Los concursantes pueden ver imágenes de lo que hacen sus parejas o ver "imágenes premium", más completas, pero eso les puede costar, por ejemplo, 1000 euros a descontar el premio final.

En definitiva "los concursantes se ven en el aprieto de que la verdad saldrá sí o sí, pero si son ellos los que digan la verdad por lo menos ganan dinero", sentencia Álvaro Díaz.

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