Las luces y las sombras de las 'superilles' de Barcelona

La 'superilla' de Sant Antoni.
La 'superilla' de Sant Antoni.
AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
La 'superilla' de Sant Antoni.

La conclusión general es que las 'superilles', conjuntos de manzanas que se están destinando en Barcelona a dar prioridad al peatón, a los vehículos no motorizados y al verde, son positivas para la salud y el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, también tienen sus sombras. Así lo muestra un estudio de la Agencia de Salud Pública (ASPB) de la ciudad que ha presentado el Ayuntamiento este jueves y que analiza las que se han implantado en Sant Antoni, Poblenou y Horta. El informe se ha hecho público en un momento en que el Consistorio proyecta que en 2030 toda la trama urbanística que ideó Ildefons Cerdà para el Eixample, y también parte de la de Sant Martí y Gràcia, se convierta en una gran 'superilla', la denominada Superilla Barcelona, con una de cada tres calles con escasa presencia de coches.

Entre los aspectos positivos que el documento destaca de estos espacios está que contribuyen a prevenir enfermedades cardiovasculares y respiratorias, la diabetes, la obesidad, el cáncer, la depresión y la ansiedad y que mejoran las relaciones sociales. También, que suponen ganar en tranquilidad, calidad del sueño y reducción del ruido, y que hacen que aumente la movilidad sostenible. Además, logran que disminuya la contaminación, pero no en todos los casos. Y este no es su único punto flaco. El estudio refleja, asimismo, que existen ciudadanos que creen que las 'superilles' no están pensadas para todos los grupos de edad, que los hay que consideran que en determinadas zonas la reducción del tráfico a motor sigue siendo insuficiente o que algunos piensan que este ha aumentado en las calles de alrededor.

A pesar de que hay aspectos a mejorar, en el informe predominan las bondades de esta nueva forma de urbanismo, y el gobierno municipal de Ada Colau en Barcelona ve la investigación como una aval a su política de extensión de las supermanzanas. "Reafirma que las 'superilles' tienen efectos positivos, y queremos seguir avanzando", ha señalado la teniente de alcaldía de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, mientras que la concejala de Salud, Envejecimiento y Cuidados, Gemma Tarafa, las ha considerado "una buena política para contribuir a la apuesta por una ciudad saludable".

Sant Antoni

La investigación -que combina encuestas, entrevistas, observación y mediciones ambientales de la calidad del aire y del ruido y en la que han colaborado con el Ayuntamiento la Universidad de Vic e ISGLOBAL- muestra que la ‘superilla’ de Sant Antoni ha servido para reducir la contaminación. Se ha registrado un descenso del 25% en los niveles de dióxido de nitrógeno y del 17% en las partículas en suspensión PM10, según datos recogidos en 2017, antes de las obras, y en 2018, una vez acabadas, en el cruce de las calles Comte Borrell y Tamarit. También ha bajado el ruido, con lo que hay más tranquilidad y se descansa mejor, y se ha favorecido la socialización.

Sin embargo, los jóvenes utilizan poco el espacio, a diferencia de las personas mayores, y las familias con niños creen que da una “falsa sensación de seguridad” porque todavía hay demasiados coches. Además, solo el 2% de las mujeres y el 6% de los hombres usan la zona para hacer una actividad física “vigorosa”.

Niños jugando en la 'superilla' de Sant Antoni.
Niños jugando en la 'superilla' de Sant Antoni.
AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Horta

Con la ‘superilla’ de Horta los niveles de dióxido de nitrógeno y partículas no han variado, algo que la gerente de la ASPB, Carme Borrell, ha atribuido a que “ya eran bajos”. Asimismo, en la calle principal en la que se ha intervenido se percibe todavía un número elevado de vehículos, que no respetan los límites de velocidad, y los peatones se sienten menos seguros que antes, sobre todo con niños.

No obstante, en las demás vías la sensación es de que hay menos coches y que los cambios urbanísticos han favorecido la conversación. Un 60% de las mujeres y un 66% de los hombres destacan que la 'superilla' permite caminar con más comodidad y un 45% de las mujeres y un 56% de los hombres consideran que el bienestar ha aumentado.

Poblenou

En la supermanzana del Poblenou no se ha medido la variación de la contaminación porque el estudio se comenzó a hacer cuando ya se había empezado a construir, ha argumentado Borrell. Pese a ello, los ciudadanos perciben que ha bajado, tanto la ambiental como la acústica. Asimismo, afirman que ha habido una mejora de la movilidad por la disminución de vehículos motorizados, que el ambiente es más relajado y que existe una mayor interacción entre vecinos.

Como puntos negativos, la investigación señala que los jóvenes y las personas mayores utilizan poco la 'superilla' y que estas últimas creen que ha tenido efectos negativos en su movilidad. También apunta que hay cierta tensión entre peatones y vehículos por falta de claridad en la señalización y que se percibe que el tráfico ha crecido en las calles de los alrededores.

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