"Tenemos la mirada puesta en febrero de 2022", afirma el director del Gremi d’Hotels de Barcelona, Manel Casals, que lamenta la escasa demanda hotelera que ha habido esta temporada estival en la ciudad. Casals tiene la esperanza de que haya una recuperación ese mes porque se celebrarán los congresos más importantes de la ciudad: el Mobile World Congress (MWC) y el Integrated Systems Europe (ISE). En la misma línea, el presidente de l’Associació d’Apartaments Turístics de Barcelona (APARTUR), Enrique Alcántara, califica el verano de "malo". Lo atribuye, principalmente, a que "todo se torció a principios de julio", debido a las cancelaciones y la caída de reservas por la explosión de contagios de Covid-19.

Desde el gremio de hoteles celebran el aumento de la ocupación respecto al verano de 2020, pero señalan que la más alta, que se registró en la segunda quincena de agosto, fue solo del 70%. A finales de julio el porcentaje fue del 60%, y en junio se quedó en el 25%.

Mientras que antes de la pandemia prácticamente los 438 hoteles de Barcelona estaban abiertos y acogían a cerca de 60.000 personas cada noche, este verano la mitad han estado cerrados y la media de huéspedes por noche ha sido de 15.000.

En los pisos para turistas, la situación durante la temporada estival ha sido similar. Según datos de la Federació Catalana d’Apartaments Turístics (Federatur), la ciudad registró ocupaciones de alrededor del 70% en julio y del 75% en agosto, muy por debajo del 90% logrado los años previos a la pandemia.

Este descenso afectó a los precios, aproximadamente un 50% inferiores a los habituales para estas fechas. El precio medio por turista y noche pasó de ser de entre 55 y 60 euros a 35. "Cuando acabe la quinta ola, la idea es subirlos otra vez para que las empresas sean viables", señala Alcántara.

El presidente de Federatur, David Riba, prevé que la ocupación de los apartamentos turísticos caiga hasta el 30% o el 35% este septiembre y hasta el 20% en octubre. En función del estado de la demanda, señala, algunos de los propietarios optarán por buscar una alternativa y trasladar sus inmuebles al mercado residencial durante unos meses.

En el conjunto de Cataluña, el verano tampoco ha sido bueno para este tipo de apartamentos. El número de pernoctaciones aumentó un 58,3% en julio, según la Encuesta de Ocupación en Alojamientos Turísticos Extrahoteleros del Instituto Nacional de Estadística (INE). Aun así, las 762.096 pernoctaciones registradas en ese mes continuaron un 37,3% por debajo de las logradas en el mismo periodo de 2019. En total, 150.845 viajeros se alojaron en este tipo de establecimientos en julio, un 73,3% más que en el mismo mes de 2020, pero un 21% menos que en la misma época de hace dos años.

Sin embargo, en alojamientos de turismo rural se registraron 51.930 viajeros, un 0,1% más que antes de la Covid y un 1% más que el mismo mes de 2020. Las 172.067 pernoctaciones en estos establecimientos representaron un aumento del 1,1% en comparación con 2019, pero cayeron un 0,3% respecto a 2020.

A los campings tampoco les fue mal. Alojaron a 617.493 personas en julio, solo un 1,1% menos que en el mismo mes de 2019 y un 45,2% más que en el mismo mes del año pasado. El número de pernoctaciones, superior a los tres millones, fue un 53,3% mayor que en julio de 2020, pero un 22,6% inferior que en el de hace dos años.

Lleida salva la temporada

Lleida es la única provincia catalana donde los hoteles han salvado la temporada. El secretario general de la federación de Hostelería de Lleida, Ramon Solsona, asegura que "en momentos puntuales" se han superado las cifras de ocupación de 2019, año previo a la pandemia.

"Verano en blanco" en la restauración de Barcelona

El director del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, afirma que ha sido un "verano en blanco".  No espera una buena temporada de congresos en otoño, y apunta que el sector no mejorará hasta que se empiece a recuperar la movilidad internacional, "en el mejor de los casos", en la Semana Santa de 2022.