Los duques de Cambridge, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, prevén dar un paso muy significativo dentro de la familia real británica. Según publica este domingo The Mail on Sunday, la pareja está "considerando seriamente mudarse a Windsor", la segunda residencia de la reina Isabel II, un gesto que podría indicar que los duques se están preparando para asumir un papel mucho más importante, indica el rotativo.

Según fuentes citadas por este periódico, el príncipe Guillermo y Kate Middleton han estado "buscando" opciones de alojamiento en esa área que sean adecuadas para criar a sus tres hijos, los príncipes George, Charlotte y Louis.

Las mismas fuentes agregan que, entre las propiedades inmobiliarias que están bajo consideración de los duques, se incluiría la antigua residencia real de Fort Belvedere, ubicada en los terrenos de Windsor y donde el rey Eduardo VIII, tío de la reina, firmó su abdicación en 1936.

Esta residencia es propiedad de la Corona británica y está alquilada a la familia Weston, amigos cercanos. Sin embargo, el personal de palacio descarta esta ubicación como una opción plausible para la pareja.

Por ahora, los duques de Cambridge dividen su tiempo entre la residencia del Palacio de Kensington, en Londres, y su casa de campo de Anmer Hall, en Norfolk.

La vivienda de Anmer Hall "tenía sentido mientras Guillermo era piloto de helicóptero en East Anglia y fue útil para las Navidades en Sandringham, pero en realidad ya no funciona. Está un poco lejos para ir los fines de semana, pero Windsor es perfecto. Están buscando opciones en la zona", aseguran dichas fuentes.

Asimismo, un acercamiento a Windsor también traería ventajas para Kate Middleton, ya que sus padres, Michael y Carole Middleton, residen en Berkshire, a 64 kilómetros de distancia.

Durante años, Windsor ha sido una segunda residencia para la reina de Inglaterra, donde pasa sus fines de semana, mientras que el resto del tiempo vive en el Palacio de Buckingham. Sin embargo, tras la muerte en abril de Felipe de Edimburgo, la monarca no descarta establecerse de forma permanente en Windsor, y el acercamiento de los duques de Cambridge a Windsor supondría un estímulo positivo para la Isabel II.