Asustados y llenos de miedos. Así pisan la base militar de Torrejón de Ardoz los ciudadanos afganos evacuados desde el país asiático, obligados a abandonar sus casas en medio del conflicto para salvar sus vidas tras la vuelta al poder del régimen talibán. Este martes por la tarde, el aeródromo madrileño ha sido escenario del aterrizaje de un nuevo avión con refugiados, en esta ocasión un total de 290, entre los que hay 120 menores. En las próximas horas está prevista la llegada de otros dos vuelos con 130 personas más.
Para recibir a los recién llegados se encontraba a pie de pista el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha reafirmado la voluntad del Gobierno español de "traer a todas las personas que estén en riesgo hasta el último momento que sea posible" y ha apuntado que el Ejecutivo no va a escatimar ningún esfuerzo en este sentido. Así lo ha indicado antes de agradecer su labor a las organizaciones humanitarias, a la Policía y a la Guardia Civil, a las fuerzas armadas y a todas las personas que están trabajando en este despliegue.
Estos 290 ciudadanos, "todos ellos relacionados con el personal" que ha cooperado y colaborado con "el conjunto de las instituciones españolas" en los últimos años en el país, se suman a los 815 llegados en los días previos. Tras la llegada de este avión desde Kabul con escala en Dubái, el total de ciudadanos afganos aterrizados en España asciende ya a 1.105, de los que al menos 613 han presentado solicitudes de asilo, que "se tramitarán con la mayor urgencia posible".
Cierre del aeropuerto de Kabul para los afganos
Por su parte, los talibán han anunciado este martes que, para evitar que continúe el caos en el aeropuerto de Kabul, a partir de este momento los ciudadanos afganos no podrán acceder al aeródromo; una medida que dificultará los intentos de Estados Unidos y de otras naciones de evacuar a los aliados vulnerables en el país.
En esta línea, también han reiterado su negativa a permitir una extensión del periodo de evacuación más allá del 31 de agosto próximo, el día previsto en un principio para que las tropas extranjeras abandonen el país. Sobre esta fecha se ha pronunciado también el presidente estadounidense, Joe Biden, que ha confirmado su intención de abandonar el terreno el último día del mes; a pesar de las peticiones de otras potencias de prorrogar la salida.
Ambas decisiones abocan a miles de afganos que intentan huir del país a través del aeropuerto a quedar atrapados, mientras las fuerzas internacionales intentan evacuar a sus ciudadanos y aliados en una carrera contrarreloj. En el caso de España, el Ejército español está saliendo desde este lunes fuera del aeropuerto de Kabul a recoger a colaboradores en las cercanías, según ha explicado el JEMAD, el almirante general Teodoro López Calderón.
"Sin duda se quedará gente"
Unas horas antes de la llegada de estos refugiados, la ministra de Defensa, Margarita Robles, reconocía por la mañana que la situación de violencia en el aeropuerto de Kabul empeora por momentos ante la cercanía del 31 de agosto y esta esta escalada de tensión dificulta las labores de evacuación. En esta línea, informaba de la intención del Gobierno de fletar tres aviones diarios con población civil, pero admitía que, "sin duda, se quedará gente". "Está siendo un proceso complicadísimo, durísimo", lamentaba.
Robles también ha reconocido que hay un intento por convencer a los talibanes de permitir a una delegación internacional entrar en el país para evacuar a algunas personas concretas que no han llegado al aeródromo, pero no ha dado detalles sobre el estado de la operación. Y sobre cuándo se marchará España de Afganistán, ha dicho: "Vamos a apurar hasta el final sin poner en riesgo la seguridad".
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