En una entrevista a Europa Press, Poquel, del Máster en Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha señalado la necesidad de "seguir la lógica" porque, para que los trabajadores no sufran estrés término "a veces las medidas son cosas tan obvias que no se les da importancia".

Es necesario, ha considerado, que el trabajado tenga un periodo de "aclimatación" tras la vuelta de las vacaciones; un "periodo de adaptación" que ha estimado de una semana.

Otra medida "importante" ante el calor extremo es "la hidratación frecuente, con pequeñas cantidades de agua".

A esto ha unido "permitir que el trabajo se haga en equipo porque entre dos personas no se hace tan pesado y monótono" y, además, están más protegidas "si a una le da un golpe de calor".

Esto último lo ha considerado especialmente importante en los trabajos que se realizan en el exterior y en los sectores más afectados, como son la construcción, la agricultura o carreteras.

En interior, ha añadido, también son necesarias medidas de ventilación o climatización. Detalles, ha señalado, como persianas, toldos o aislamientos, junto a una ventilación cruzada, alivian el calor cuando las temperaturas son más altas.

"Otras medidas son la organización del trabajo, planificar las tareas más pesadas en las horas de menos calor y aumentar las pausas, además de habilitar zonas de sombra, y frescas, para las pausas", ha continuado.

Las rotaciones, ha dicho, también ayudan, al igual que la formación a los trabajadores.

Por último, ha dicho que hay a disposición de empresas y autónomos EPIS y chalecos de hielo, así como ropa aislante que, al ser más incómodas, se pueden usar en los momentos de pausa.

Dado que la pandemia es un obstáculo para los aires acondicionados, ha apuntado a la ventilación general y cruzada que tiene una doble misión: refrescar y actuar frente al virus.

"No existe una norma específica que reúna estas medidas, sólo un decreto con disposiciones mínimas de temperatura y humedad", ha relatado esta investigadora al tiempo que ha estimado que en la situación actual, y tras el Acuerdo de París y la Agenda 2030, se hace necesaria una normativa para regular el estrés térmico, junto a un plan específico de inspección de trabajo.