Sobre las nueve de la noche, una patrulla recibió un aviso de una mujer muy nerviosa porque su abuela se estaba ahogando en su domicilio, en la primera planta, informa el instituto armado.
Al subir las escaleras, los agentes se cruzaron con un grupo numeroso de personas, familiares de la afectada, que la estaban bajando por la escalera.
La mujer mostraba evidentes signos de asfixia, ya que respiraba dificultosamente con un ruido muy agudo y tenía la cara muy pálida, era incapaz de hablar y se llevaba las manos al pecho.
En el mismo rellano, mientras uno de los guardias civiles pedía a los familiares que dejaran espacio para actuar, el otro fue capaz de detectar el origen del problema y, con la ayuda del compañero, la agarró por detrás y la elevó en vilo para realizarle la maniobra de Heimlich.
Con fuertes contracciones, propició que la mujer expulsara un trozo de fruta que obstruía sus conductos respiratorios para así evitar el ahogamiento, que podría haber tenido graves consecuencias.
La mujer, aunque seguía algo desorientada, poco a poco fue recuperando la normalidad y fue trasladada a su domicilio mientras llegaban los servicios de emergencias a los pocos minutos. Ellos comprobaron que las constantes vitales de la mujer volvían a la normalidad y ratificaron su recuperación.
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