No había ninguno y de repente crecieron como setas.  Además de facilitar las comunicaciones y el envío de dinero al extranjero, la mayoría de los locutorios de Bilbao se fueron convirtiendo también en pequeños ultramarinos. Entre otras cosas, surtían a sus clientes de comida y bebida, sobre todo, las propias de otros países.

Hasta que el Ayuntamiento bilbaíno decidió cortar el chorro y bloqueó casi por completo, con una nueva ordenanza, la posibilidad de abrir nuevos locutorios en la capital. De un lado, trataba de evitar la concentración de estos locales en determinados barrios de Bilbao y, de otro, pretendía garantizar el correcto servicio de los negocios y evitar molestias a los vecinos. De hecho, el ruido y la suciedad generada en torno a los locutorios era una de las quejas más repetidas por los vecinos.

Hasta tal punto, que  en el último año, no ha abierto ni un solo locutorio en las calles de la ciudad, que cuenta con 68 de estos locales, sobre todo en El Casco Viejo y en la zona de San Francisco.  Y eso, a pesar de las solicitudes presentadas para abrir este tipo de locales comerciales.

En concreto, el consistorio ha recibido ocho solicitudes de licencia de apertura de locutorios y en ningún caso se ha concedido el permiso. La ordenanza, que entró en vigor en junio de 2008, pone más trabas: las principales  son la prohibición de vender bebidas alcohólicas, ciertos alimentos y organizar fiestas.

Las ordenanzas municipales regulan el funcionamiento de todo tipo de locales.  Bilbao es la primera ciudad en Euskadi que regula los locutorios. En más de una ocasión la Policía ha registrado estos locales, incautándose de droga. La semana pasada, en la localidad guipuzcoana de Rentería, tras una violación, los vecinos se  concentraron frente a un locutorio. Culpan a sus dueños y clientes de la agresión.

CONSULTA AQUÍ MÁS NOTICIAS DE BILBAO