The Chieftains, Carlinhos Brown, Lenine, Adriana Calcanhotto o la Escola do Samba Beija Flor son sólo una parte de los 100 artistas que intervienen en el décimo disco del gaitero Carlos Núñez, Alborada do Brasil (Sony BMG). El 11 de agosto lo presenta en el Festival de Cap Roig (Girona) con mitad de músicos españoles y mitad brasileños.

En este disco busca a su bisabuelo José María Nunes.

Pensé que lo habían matado en Brasil por celos amorosos o profesionales. Él era músico como yo.

¿Y cómo se decidió a indagar?

Por fin he tenido el tiempo para buscar su pasado. Él tuvo una segunda vida en Brasil. En 1904 tuvo su primer éxito musical en el Carnaval de Río de Janeiro, Maxixe de ferro, incluido en el disco, que fue la primera mezcla entre melodía europea y ritmos africanos.

¿Cuánto tiempo estuvo allí?

He estado tres años yendo y viniendo, investigando, y un año grabando el disco. Ha sido mi viaje más divertido. Comprobé con The Chieftains que los músicos celtas funcionamos mejor con la caipirinha que con la Guinness.

Hay múltiples colaboraciones en Alborada do Brasil.

A cada uno le pedí un Brasil diferente. Adriana es el trovador contemporáneo. Nada que ver con el tema del rockero Lenine. Y las mezclas, juntar en una canción un poema de Rosalía de Castro que, al ser poesía rimada, a los brasileños les parece rap.

¡Incluye un tema que suena a Manu Chao! Y él no aparece.

Manu Chao se ha inspirado mucho en el nordeste del Brasil (tiene allí un hijo) y en el ritmo del xote, que lleva reggae. A Manu lo conozco desde hace años.

¿Carlinhos Brown es considerado un músico demasiado popular también en su tierra?

En Sao Paulo ven a Brown popular. Pero a mí no me cabe duda de que es un genio. E improvisando. Tenía claro que quería condensar los diversos Brasiles en este disco.