La empresa austríaco canadiense Magna, que aspira a hacerse con el control de Opel, propuso ayer una nueva batería de duros sacrificios para la plantilla, lo que podría frenar e incluso poner en peligro todo el proceso de compra y abre la puerta a otros inversores, como la compañía china BAIC.

Los responsables de Magna han presentado en Alemania al comité de empresa los sacrificios que prevé para la plantilla, que afectarían también a los 7.500 trabajadores de Figueruelas, y exigió el compromiso por escrito de los trabajadores, pero sin concretar su plan de viabilidad para las distintas fábricas del grupo.

El proyecto, que fue rechazado por el comité de empresa europeo de forma unánime, contempla la supresión de las pagas extraordinarias y de los bonos, plantea recortes salariales, abolición de los planes de pensiones, cambios en la formalización de los convenios colectivos e incluso formula suprimir las pausas de la producción, que suponen un descanso de unos 40 minutos para los trabajadores.

Y todo ello sin ofrecer a cambio lo único que por ahora pide el comité de empresa: un plan concreto que desgrane los recortes y despidos a realizar en cada fábrica.

La negativa de la plantilla a firmar este memorando podría suponer un freno a las negociaciones, ya que Magna había apuntado en alguna ocasión que sin el compromiso de los trabajadores barajaría retirar su propuesta de compra sobre Opel.

Sin embargo, directivos de la propia compañía mantienen su intención de firmar con GM Europa el próximo miércoles, 15 de julio, a pesar de no contar con el apoyo de los trabajadores.

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