La investigación se inició con la denuncia de la empleada de una gasolinera de la zona Oeste de Gijón que daba cuenta de la sustracción del dinero de la caja registradora.

La mujer sospechaba de un cliente que minutos antes había reclamado la devolución de 20 euros que, según él, le habían sido retenidos por la máquina de pago automático de uno de los surtidores. Esta negativa hizo que el hombre se enfadara porque no entendía que fuera necesario hacer el recuento de caja para comprobar esta incidencia. En lugar de marcharse, se mantuvo por las inmediaciones visiblemente molesto y mientras la empleada estaba ocupada con otros usuarios, tuvo la oportunidad de acceder a la oficina y apoderarse de los billetes de la caja.

Los trabajos policiales confirmaron esa hipótesis, ya que las cámaras de videograbación del establecimiento recogieron la secuencia de los hechos en la que quedó plasmada la consumación de la acción delictiva.