"Y fue especial, hasta que descubrió su orientación sexual y entonces todo se acabó"

Dicen que a veces un silencio puede ser más poderoso que mil palabras. Aquella
noche lo comprobé por mí misma. Un año intentando encontrar las palabras con las que acercarme a él, y no fueron necesarias. Estaba con un amigo, bailando... Aunque perdido entre la multitud para el resto, yo no tardé mucho en saber que estaba ahí. Tan cerca, y aquella noche era una de esas que... no te sientes
sexy.

-Dile algo, esta es tu noche, lo intuyo, dijo Gabriella, mi amiga.

-¿Estás loca? Si estoy horrible... estos exámenes me están matando, contesté.

Sin saber muy bien cómo, a mitad de la noche ni medio metro nos separaba a Martín y a mí.

-Está detrás de ti. Martín. Está detrás, me informó Gabri ansiosa.

Su excitación jugando contra mí, dejándome notarla completamente pegada a mí...

Mis movimientos se volvieron torpes, me olvidé de bailar, de hablar y casi de respirar... Hasta que noté la vida a mi espalda. Su espalda y mi espalda rozándose al compás de la música. Su calor, abriéndose paso por mi cuerpo. Inundándome. Desesperándome. No quise creer que fuese ingenua casualidad, así que en un arranque de valor, decidí dar un paso al frente, dejando de sentirlo tras de mí... solo unos segundos. Nuevamente su calor invadiéndome, provocándome, sofocándome.

Esta vez fue él quien se separó. Pronto nuestros cuerpos volvieron a encontrarse.

De repente se giró, esta vez notaba su pecho pegado a mi espalda, sus labios recorriendo mi cuello, sus manos acariciando todo mi cuerpo..., su excitación jugando contra mí, dejándome notarla completamente pegada a mí.

Segundo tras segundo aquel calor se hacía insoportable, y la necesidad de saciarnos muy muy presente. Sus manos recorriéndome, su seguridad dominante alterando la poca cordura que podía quedarme después de sentirle.

Noté su mano colándose en mi bolsillo, cogió mi móvil, marcó su número y me lo devolvió. Solo me dijo 3 palabras: "Será algo especial".

Y lo fue, hasta que descubrió su orientación sexual y todo se acabó.

Lo sigo viendo en cenas familiares, de la mano de mi primo. Agradeciéndome que los presentase.

¡Qué gran decepción, Dios!

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