Un último 'tesoro' de Atapuerca sitúa a los humanos allí hace 1,4 millones de años, 100.000 antes de lo pensado

Este yacimiento arqueológico y paleontológico contiene algunos de los restos de seres humanos más antiguos de la Península Ibérica. Se encuentra en la provincia burgalesa, concretamente en la sierra de Atapuerca, y es una visita imprescindible para sumergirse en la historia. (Foto: Wikipedia/Mario Modesto)
Yacimiento de Atapuerca
Wikipedia/Mario Modesto
Este yacimiento arqueológico y paleontológico contiene algunos de los restos de seres humanos más antiguos de la Península Ibérica. Se encuentra en la provincia burgalesa, concretamente en la sierra de Atapuerca, y es una visita imprescindible para sumergirse en la historia. (Foto: Wikipedia/Mario Modesto)

Una pequeña lasca de cuarzo recuperada en el nivel 7 de Sima del Elefante de Atapuerca demuestra que la llegada a este lugar de las primeras poblaciones europeas se remonta a hace 1,4 millones de años 100.000 años antes de lo que se pensaba.

Esto, junto con el descubrimiento de industria lítica en la Gran Dolina de hace 700.000 años, avala la presencia humana continuada en la Sierra durante los últimos 1,4 millones de años, algo excepcional en el continente.

En 2008, en el yacimiento de la Sima del Elefante, ya se recuperó un fragmento de mandíbula datado en 1,3 millones de años, que es el resto óseo humano más antiguo documentado en la Sierra de Atapuerca. Pero más recientemente, en 2013, se descubrió una pequeña herramienta lítica fechada en torno al 1,4 millones de años.

En esta edición de 2021 han participado un total de 180 personas que han trabajado en los diferentes yacimientos abiertos hasta el momento en la Sierra de Atapuerca, recuperando prácticamente el ritmo normal de excavaciones antes de la pandemia.

Presentación de la campaña de excavaciones en la Sierra de Atapuerca
Presentación de la campaña de excavaciones en la Sierra de Atapuerca
EUROPA PRESS

Los humanos estaban acostumbrados a vivir entre grandes animales

Por otro lado, también en el nivel 7 de la Sima del Elefante, se han recuperado restos óseos de diferentes huesos de suido y tortuga, que refuerzan la interpretación que el Equipo de Investigación de Atapuerca había planteado anteriormente, según la cual las condiciones ambientales del lugar hace más de un millón de años eran más templadas y húmedas que en la actualidad.

Además, se ha recuperado en esta misma unidad una buena representación de fósiles de osos, grandes bóvidos, caballos y ciervos que evidencia que hace 900.000 años estaban acostumbrados a vivir entre grandes animales.

Una enorme carnicería

En Cueva Fantasma destaca gran aparición de industria lítica que se ha registrado en comparación con campañas anteriores, entre ellas varias raederas de excelente factura, una lasca de sílex con marcas de uso de alrededor de 70.000 años. Con estos hallazgos, y los de animales utilizados en la ganadería, se demuestra que los humanos utilizaron esta cueva para la ganadería y la obtención de recursos cárnicos.

Por ejemplo, se han podido documentar episodios de combustión de una antigüedad de unos 6.000 años, relacionados con la quema del estiércol de los rebaños que se guardaban en la cueva, práctica destinada a reducir el volumen de los residuos y a eliminar parásitos.

También se han encontrado restos de fetos y neonatos de ovejas y cabras recuperados en esta zona, lo que, junto a la elevada presencia de progesterona detectada en el estiércol a través de estudios de química analítica, hace pensar que se trataba del lugar donde se guardaban las hembras durante la fase final de la gestación y a las crías con sus madres en los primeros días de vida.

Collares, brazaletes y otros elementos de prestigio

En otro sector de la cavidad, de unos 6.700 años de antigüedad, se han obtenido numerosos restos de cultura material, siendo el caso de diversos ornamentos, entre los que destacan colgantes realizados con caninos de ciervo perforados, y nuevos fragmentos de brazaletes de mármol, que se suman a los recuperados durante la campaña de 2019.

Se trata de restos raros, especialmente los brazaletes pues este tipo de ornamentos de mármol se sitúan en Andalucía y Levante y que probablemente se trate de un elemento de prestigio que llegó a Burgos a través de redes de intercambio.

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