Un equipo español desarrolla baterías de papel que se alimentan con líquidos como el sudor o la orina

  • Se trata de dispositivos capaces de detectar los niveles de glucosa, enfermedades o la deshidratación.
Una joven sentada en la taza del váter.
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Una joven sentada en la taza del váter.

La investigadora Icrea en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Neus Sabaté, participa en el desarrollo de baterías de papel desechables que se alimentan de energía a partir de líquidos como la sangre, el sudor o la orina para detectar, por ejemplo, niveles de glucosa.

En la serie de entrevistas Científicas y Cambio Global del CSIC, la investigadora explicó que se trata de dispositivos, como un parche o un glucómetro, capaces de detectar los niveles de glucosa, enfermedades como la fibrosis quística y otros procesos como la deshidratación.

Estas baterías sostenibles, que se insertan en pruebas de diagnóstico, "presentan una electrónica muy sencilla porque constituyen a la vez una fuente de energía y un sensor". Sabaté consideró fundamental la introducción en el mercado de estos dispositivos, concebidos con el menor número de componentes posible para reducir su impacto ecológico.

Tal y como explicó la científica, estas baterías consisten en un trozo de papel con dos electrodos que están durmiendo. Cuando la orina llega a la batería se despierta porque el líquido hace de electrolito y empiezan a generar energía durante los minutos que se necesiten. "Por ejemplo, un test de embarazo necesita tan solo tres minutos. Entonces para qué vamos a utilizar una pila de botón que dura semanas si solamente se necesita ese tiempo".

Objetivos

En cuanto al desarrollo de estos dispositivos, Neus Sabaté destacó que "nuestra meta era acceder a la industria del diagnóstico, donde ya existían estos test digitales con tecnologías muy convencionales, de un solo uso y que contaminan bastante".

"Investigamos más allá y nos encontramos con que la industria del diagnóstico era poco receptiva a aceptar aplicaciones sostenibles. Así que decidimos fabricar nosotros mismos los test de diagnóstico del futuro en nuestro laboratorio. Surgió una nueva línea de investigación y ya estamos fabricando test que no son solo alimentados por estas baterías, sino que también pueden analizar las características de los fluidos con los que se alimentan".

En cuanto a la detección de la fibrosis quística, Sabaté explicó que se trata de un parche que tiene una batería de papel y un circuito electrónico muy sencillo. "Se coloca encima del brazo, absorbe el sudor y utiliza la energía generada que va a la batería. Es capaz de medir la conductividad, es decir, el grado de concentración de sales del sudor".

Actualmente, se está probando en hospitales con pacientes pediátricos y "está funcionando muy bien". Nos dice si la persona está afectada por la fibrosis quística o no, porque los pacientes con esta enfermedad tienen un contenido de cloro muy alto, es decir, su sudor es más salado.

"Posee un pequeño indicador que pone a funcionar la pila cuando recolecta suficiente sudor. Después se desecha y no hay ningún impacto ecológico. La electrónica es muy sencilla porque la misma batería es fuente de energía y sensor a la vez. Así se reducen los componentes a uno solo. Es muy fácil y barato de fabricar, no hacen falta grandes temperaturas ni grandes instalaciones. Una vez se usa, después de treinta minutos, se puede tirar", dijo.

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