Es una anciana viuda de 95 años, pero Isabel II, la reina de Inglaterra, no tiene nada de convencional. Prueba de ello es la imagen que ha dejado este fin de semana: ella misma al volante de un Range Rover.

La monarca, que desde su juventud fue siempre una fanática de la conducción y la mecánica, no dudó en conducir el potente todoterreno en su residencia de Sandringham, Norfolk.

Isabel II se dirigía a visitar a sus caballos en las cuadras reales, puesto que la equitación y el mundo de los equinos son otra de sus grandes pasiones. A su lado estaba John Warren, su consejero en esta materia.

Warren asumió el cargo de su suegro Henry Herbert, séptimo conde de Carnarvon, a su muerte en 2001 y que ocupó el cargo desde 1969. Este aristócrata es representado en las primeras temporadas de la famosa serie de Netflix The Crown.

La reina ha sido propietaria de cientos de caballos de carreras a lo largo de los años de su reinado y ha obtenido más de 1.600 victorias en carreras, una cifra que sigue creciendo hoy en día.

Además de caballos pura sangre, la monarca también cría ponis de la raza Shetland en su castillo de Balmoral, en Escocia, y ponis de la raza Fell en Hampton Court. En 2007 abrió una granja de ponis Highland en Balmoral para mejorar y preservar la raza.