El Lancer Sportback se enfrenta al Mazda 3

Enfrentamos el Mazda 3 (i) contra el Lancer Sportback (d).
Enfrentamos el Mazda 3 (i) contra el Lancer Sportback (d).
AUTOSCOUT24
Enfrentamos el Mazda 3 (i) contra el Lancer Sportback (d).

Tanto el Mazda 3 como el Mitsubishi Lancer Sportback presentan dos de las carrocerías más atractivas dentro del competido segmento de los compactos deportivos.

En la nueva generación del 3, Mazda ha dejado intacta su esencia consciente del gran éxito de ventas de su predecesor, que cautivó a los compradores por su imagen, su comportamiento y su competitivo precio. Con una pequeña revolución en su diseño, propulsores más eficientes y más avanzados tecnológicamente, notables mejoras en el acabado interior y la inclusión de moderno equipamiento, el nuevo Mazda 3 tiene argumentos más que suficientes para mantener su trono como una de las referencias del segmento.

Por su parte, el Mitsubishi Lancer Sportback cubre de manera brillante una parte del mercado, el de los compactos, que la firma de los tres diamantes había dejado de lado desde hacía mucho tiempo. La ventaja de portar orgulloso el nombre Lancer no es en vano, y este pariente del todopoderoso Evolution, ofrece seguridad, aplomo y mucha diversión al volante.

Motor y respuesta

Mitsubishi Lancer.El Mazda que hemos probado equipaba el motor 2.0 de 150 CV que ya montaba la generación anterior. Se trata de una mecánica de gasolina con cuatro cilindros en línea e inyección indirecta. Da lo mejor de sí a partir de las 2.800 vueltas y aunque consigue unas prestaciones a la altura, no da una sensación de empuje grande. Esta variante va a asociada obligatoriamente a un cambio automático de 5 velocidades también presente en el anterior Mazda 3, cuyo funcionamiento es correcto pero que queda un tanto descolgado de la competencia.

El de la firma de los tres diamantes monta un propulsor 1.8 que rinde 143 CV, cuyo bloque principal está fabricado conjuntamente por los japoneses, Chrysler y Hyundai. En el Lancer se muestra voluntariosa y suficiente, si bien hay que llevarla siempre muy alta de vueltas (por encima de las 3.500) para sacarle todo el partido. Está asociada a un cambio manual de cinco velocidades y opcionalmente (nuestra unidad de pruebas la llevaba) puede equipar una caja automática de variador continuo con 6 posiciones fijas. La mejor opción es el cambio manual. Sin embargo, uno de los puntos fuertes de este cambio son las generosísimas levas que encontramos tras el volante, las cuales nos permiten cambiar con total comodidad.

Comportamiento y consumo

Si tenemos en cuenta que hablamos de mecánicas de gasolina de más de 140 CV, su consumo no es excesivo. El Mazda homologa un gasto mixto de 7,7 l, el Mitsubishi 0,6 litros más de media, 8,3. Además, si queremos practicar una conducción rápida, las cifras superan con creces con 11 litros a los 100 Km.

En cuanto al comportamiento de nuestros protagonistas hay que destacar las buenas sensaciones que transmiten ambos. El Mazda 3 hace gala de un magnífico aplomo, gracias al buen hacer de su bastidor y a la eficaz respuesta de las suspensiones, que priman la deportividad sin descuidar demasiado el confort. El Mitsubishi, por su parte, es un poco más incómodo y en él se perciben de forma más acusada las irregularidades del asfalto. Es el precio a pagar por un tacto deportivo, en el que destaca una carrocería que apenas balancea en curvas y cambios de apoyo. Si en el Mazda nos ha gustado más el compromiso entre confort y deportividad, del Mitsubishi nos quedamos con su dirección, algo más precisa e informativa. Sea como fuere, sin duda los dos son coches muy nobles y fáciles de conducir incluso a ritmo elevado.

Interior y maletero

Interior del Mitsubishi Lancer.Tanto en el 3 como en el Lancer prima la simplicidad. No obstante, en el Mazda se percibe un acabado más conseguido.  En el Mitsubishi se echan en falta plásticos mullidos o zonas acolchadas porque, en general, todo resulta muy duro al tacto. Los asientos son cómodos y del puesto de conducción lo más criticable es que el volante no cuente con ajuste en profundidad, sin duda una carencia que prácticamente ha desaparecido en casi todos los de su categoría. En el Mazda, el salpicadero presenta ahora unas formas más suaves, siendo la principal novedad la ubicación de la pantalla del navegador que se ha colocado en la parte superior. El puesto de conducción es realmente cómodo y gracias a las múltiples posibilidades de regulación tanto de asientos como del volante.

En cuanto al maletero, los dos andan muy parejos. El Mazda tiene un volumen de 340 litros mientras que en el Lancer la cifra se sitúa en 344.

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